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Mostrando entradas de abril, 2012

¿QUÉ ES LA ORACIÓN?

¿QUÉ ES LA ORACIÓN? >La Oración es una conversación, es una plática. La Oración, según el testimonio de las Escrituras, es una plática, una conversación. Vamos presentar un ejemplo: “Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios; aún estaba hablando en oración,…” Daniel 9:20.21. En el diálogo, o la conversación, hay ciertos elementos a cumplir para que se pueda caracterizar como tal. En el diálogo se platica, se conversa en una forma pausada, sin algarabías ni gritos. El diálogo es la forma de expresión donde se comparte la forma de pensar. La oración éticamente es un “Coloquio”, que según sus características es: Un lenguaje desarrollado en forma correcta y organizada con sentido común. Por lo tanto, el grito y la algarabía son principios de violencia e instinto de locura, y rompen con los principios y la ética de la oración. El gritar y formar algarabía en la oración

LA FE SE DA EN CUATRO PASOS

LA FE SE DA EN CUATRO PASOS. OIR > ACEPTAR > CONFESAR > ACTUAR.  Estos cuatro pasos se dieron en la mujer que tenía el flujo de sangre. Pasemos analizar el pasaje. “Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote, Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote”. (Marcos 5:25) OIR: El oír es uno de los pasos fundamentales para que la fe se desarrolle y se manifieste, ya que no podemos creer o darle credibilidad, confesar y actuar sobre lo que no hemos oído acerca de la Palabra de Dios, debido a que la fe tiene fundamento en lo que Dios ha dicho y ha establecido en su Palabra

¿QUÉ PRODUCE LA FE EN EL CREYENTE?

¿QUÉ PRODUCE LA FE EN EL CREYENTE?  Lo primero que hay que dejar en claro es que la fe como fruto, como don espiritual o para salvación, en sustancia y naturaleza es la misma, pero en operaciones es diferente.  Una cosa es t ratar la fe como fruto producto del nuevo nacimiento; otra, es verla como manifestación del Espíritu en el don espiritual en un momento determinado; y otra, es verla como aquella que produce la predicación del Evangelio a los incrédulos. A continuación voy a dar información acertada con bases Bíblicas para responder a la interrogante: ¿Qué produce la fe en el creyente? Muchos han alegado que la fe es producto de la Palabra, tomando como base lo dicho por el Apóstol Pablo en Romanos 10:17. Si analizamos bien el pasaje tomando en cuenta la ilación del pensamiento, nos podemos dar por enterado que el Apóstol no viene haciendo referencia a la fe del creyente, sino a la fe que produce la predicación del Evangelio a quienes se les predica. Analicemos el texto. “Por

LA PAZ COMO INDICATIVO DE TENER FE

LA PAZ COMO INDICATIVO DE TENER FE. De la paz, podemos decir que forma parte de la naturaleza del Espíritu (Gálatas 5:22), es propiedad de Dios (Filipenses 4:7), es parte de las propiedades del Espíritu Santo impartidas al hombre como producto del nuevo nacimiento, y que debe desarrollar en su espíritu, formar el alma y manifestarlo en su diario vivir. El término “paz” viene del griego “Eirene”, y del hebreo “Shalon”, que tienen que ver -desde la perspectiva teológica- con la quietud del alma.  La paz no es bonanza, la bonanza viene como producto de tener paz (Juan 16:33). La paz es endógena, la bonanza es exógena. Los prerrequisitos de la paz no son libertad de las necesidades, del dolor físico; la paz es un descansar en Dios en medio de las más grandes adversidades. La paz que ofrece el mundo está en total contraste a la paz de Dios. El mundo adquiere su paz producto de la bonanza: si hay bonanza, hay paz. En Dios es todo lo contrario: la paz en Dios produce la bonanza, por esta caus

AGRADECIMIENTO

Saludos y respeto. Me dirijo a todos aquellos que entendieron el llamado de contribuir para cubrir las demandas del Reino en el propósito y visión que recibí de Dios, de Venezuela se añadieron un numero de hermanos que desde las distancias se consideran mis discípulos y son agradecidos de Dios y entendieron el objetivo de mi reflexión que lo hice con el mismo espíritu el cual lo hi ciera el Apóstol Pablo, exhortando a los hermanos a contribuir con sus bienes para cubrir con las demandas del Reino y aumentar fruto para nuestra cuenta, gracias a los que contribuyeron con sus ofrendas aun desde lo internacional de donde menos esperaba recibí, gracias a los hermanos de filadelfia por tan generosa ofrenda, Dios les recompensara en grande. Gracias a los hermanos de otras naciones de latino América que contribuyeron con sus ofrendas para tan generosa causa como es la proclamación de la palabra de Dios. Les asegura que el dinero que se ha recibido de ustedes será invertido en sus demandas, y n

EL COSTO Y PRECIO DE NUESTRA REGENERACIÓN

EL COSTO Y PRECIO DE NUESTRA REGENERACIÓN. Todos los sufrimientos de Cristo fueron el resultado del hecho de haber tomado el lugar de los pecadores en forma vicaria. Nadie pudo sentir lo penetrante del dolor, la pena y el mal moral como lo sintió Jesús. Generalmente, lo que más se conoce es que Dios hizo caer sobre Jesús nuestras iniquidades y nuestras enfermedades (como un diluvio); sin embargo, debemos conocer otras aflicciones en la vida de Jesús, tales como el Getsemaní, la tortura romana, el Gólgota; que formaron parte de su sacrificio redentor. Vamos a comenzar a narrar los padecimientos de Jesús paso a paso para que podamos crear conciencia con respecto al costo que tuvo nuestra Salvación. Comencemos con el Getsemaní. Getsemaní:  Era una pequeña propiedad cercada, un huerto entre árboles y frutales y varios arbustos, se encontraba al pie del monte de los Olivos. Este término etimológicamente significa: “prensa de aceite”. En el Getsemaní, Jesús comenzó a sentir una agonía psíqui