ESTUDIO DE LA VISIÓN MINISTERIAL, (DÉCIMA PARTE.

     ÁREAS EN LAS QUE DEBEMOS SER PERFECCIONADOS PARA ALCANZAR LA VISIÓN.

     La Unidad. Efesios 4:2-6.
       
     Jamás  la Iglesia como cuerpo podrá vivir en unidad hasta que los líderes que son la cabeza entiendan lo que es la unidad, vivan en unidad y  formen en la iglesia el carácter de unidad.

    El trabajo y nuestra tarea como ministros es: “perfeccionar a los santos”, es llevarlos a un estado de madurez, pero para que esto se dé, tiene que estar implícita la unidad en el cuerpo Ministerial.

    Pablo en Efesios 4:11, nos compara con las coyunturas  del cuerpo, que tienen tres funciones específicas en el cuerpo que son: “Movimiento- Sostén – Unidad”

    Movimiento: Tiene que ver con la vida de actividad. Con las funciones y el ejercicio de un pueblo para el establecimiento del Reino.

    Sostén: Con la solidez del cuerpo, producto de la formación.

    Unidad: Con la koinonia, el acuerdo, la intimidad, la sociedad
                                                                                                              
    Nota: Todo esto se logra cuando en el liderazgo se da y se mantiene la unidad.
      El  término  unidad  viene  del  verbo  Henotes, derivado  de  Hen que  es neutro de Heis. Henotes, Hen, Heis, tienen  las  mismas  características  y  valores  del  término griego Koinonia, según  Juan 10:30; 11:52; 17:1.2. Hechos 2:42. Romanos 12:4-5.  Gálatas  2:9.

    Koinonia que  el  equivalente  en  nuestro  idioma  es comunión, indica: Tener  las cosas  en  común, un  mutuo  acuerdo,  un  compañerismo,  una sociedad,  una  intimidad,  una  distribución.

    La  unidad  es  tan  importante  que Jesús dedicó  una   oración  a  favor  de  ella en Juan 17. El  objetivo  de  la  oración  es:

   “Para  que  ellos sean  uno como tú  y yo somos uno” Observe que el centro  de  la  oración  es  la unidad, vivir  en  unidad, es  vivir  en el carácter de Dios, el de Cristo y del Espíritu Santo, porque ellos son uno.

        Debemos tomar en cuenta ciertos factores que son determinantes para la unidad.

        a) Lo primero que un Ministro debe aprender y desarrollar en su carácter es, el delegar. El delegar es un factor de suma importancia para desarrollar una misión para alcanzar la visión, de esto se trató la observación que le hiciera Jetro a Moisés.
(Éxodo 18:13:27). Si Moisés no delega, nunca hubiera alcanzado el objetivo.

     Lo mismo hizo Jesús al delegar a sus discípulos a la gran comisión al enviarlos de dos en dos a la predicación del Reino.

El celo Ministerial es lo que nos conduce a propiarnos en lo absoluto de la visión que hemos recibidos de Dios, llevándonos a ser autosuficiente, independientes, solitarios; aislados de quienes nos rodean sin tomar en cuenta el potencial y los valores que hay en ellos, el celo nos lleva a desvalorizar a la gente.

El celo Ministerial nos conduce  a  competir, codear, difamar, injuriar, mal imponer, censurar;  con el fin mantenernos en el estatus.

      El celo Ministerial es lo que nos lleva a ser autocrático, dictadores, imponentes, humillantes, déspotas; cercenado la posibilidad del crecimiento y el desarrollo de quienes los rodean.

Un Ministro con estas características equivocadas nunca delegará funciones para desarrollar una misión para alcanzar la visión. En las Escrituras tenemos dos grandes ejemplos tanto en lo positivo como en lo negativo del caso, uno se trata de la vida de Moisés y el otro de Saúl.

 El caso de Moisés.

Y salió Moisés y dijo al pueblo las palabras de Jehová; y reunió a los setenta varones de los ancianos del pueblo, y los hizo estar alrededor del tabernáculo. Entonces Jehová descendió en la nube, y le habló; y tomó del espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta varones ancianos; y cuando posó sobre ellos el espíritu, profetizaron, y no cesaron. Y habían quedado en el campamento dos varones, llamados el uno Eldad y el otro Medad, sobre los cuales también reposó el espíritu; estaban éstos entre los inscritos, pero no habían venido al tabernáculo; y profetizaron en el campamento. Y corrió un joven y dio aviso a Moisés, y dijo: Eldad y Medad profetizan en el campamento. Entonces respondió Josué hijo de Nun, ayudante de Moisés, uno de sus jóvenes, y dijo: Señor mío Moisés, impídelos. Y Moisés le respondió: ¿Tienes tú celos por mí? Ojalá todo el pueblo de Jehová fuese profeta, y que Jehová pusiera su espíritu sobre ellos. Y Moisés volvió al campamento, él y los ancianos de Israel.
Números 11:24.30.

     El caso de Saúl.

Aconteció que cuando volvían ellos, cuando David volvió de matar al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando y danzando, para recibir al rey Saúl, con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de música. Y cantaban las mujeres que danzaban, y decían: Saúl hirió a sus miles, y David a sus diez miles. Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino.  Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David. 1ª Samuel 18:6.9.

      El delegar y asumir la Visión.

En cuanto al delegar desde el punto de vista positivo, tenemos en nuestras congregaciones quien quiere delegar pero no hay quien quiera asumir. Como feligrés no me congregaría en una Iglesia en la cual su Ministro no tenga visión, como Ministro tampoco pastorearía una congregación que no asuma la visión. Porque es tan nocivo el no tener visión como el no asumirla.

El otro caso relacionado al asumir, es que hay quienes lo hacen pero no son constantes en sus cargos, por cualquier factor abandonan la misión que se les confió. Este tipo de personas deben tener en claro que jamás recibirán un llamado Ministerial, y obtendrán una visión si no son fieles a una misión que se les encomendó.

    b) Dios no quiere uniformidad.   El conjunto de la deidad     trabaja  en la diversidad pero  en  unidad, es  decir: Ellos son diversos en las acciones pero uno  en las intenciones.

    En 1ª Corintios 12:4.6  se nos dice que el Padre trabaja con las Operaciones, el Hijo con los Ministerios y el Espíritu Santo con los Dones.

    Hechos 10:38 dice  que el Padre es el que Unge, Cristo  es  el Ungido y  el Espíritu Santo es la Unción. Podemos notar que hay una diversidad en las acciones pero unidad en las intenciones. Este debe ser el carácter del Ministro, que haya una Koinonia, una comunión independientemente de que en las acciones seamos diferentes.

   
    Pablo en 1ª Corintios 12:7, dice: “que a cada uno le  es dada la manifestación del Espíritu Santo para provecho” Observe que Pablo dice a  cada uno (por individual).

    En el verso 20 Pablo dice que son muchos los miembros pero el cuerpo es uno, aunque cada miembro ocupa una función en el cuerpo sigue siendo uno ¿Por qué? porque  hay unidad no uniformidad.

    El milagro de los huesos secos relatado en Ezequiel 37:1.10  no sólo consiste en la unidad de ellos sino que cada uno buscó el lugar que le correspondía para una función específica, esto indica que nosotros como miembros del cuerpo de Cristo tenemos  un lugar y una función.

    Como Ministros no debemos invadir el terreno de nadie, ni imitar o copiar  lo que otros hacen. Muchas veces  confundimos la unidad con la uniformidad y te doy un ejemplo.

    Dios me hizo un llamado al Ministerio de Maestro y me dio una visión, pero no puedo pretender que un  pastor o el cuerpo de ministros dejen de hacer lo que Dios les mandó hacer para apoyarme en la visión que Dios me dio, eso no sería unidad, sería uniformidad. No todos somos llamados a hacer lo mismo. La unidad está en que sin dejar de hacer lo que Dios nos encomendó, podamos en un momento determinado prestarnos apoyo. Lo mismo haría yo con ellos.

    La unidad está, en que teniendo diferentes llamados y visión, nos prestemos apoyo mutuo para que cada uno pueda alcanzar la visión que al fin nos llevará a un denominador común, implantar el reino de Dios.

    Efesios  4:11 nos presenta cinco (5) dones Ministeriales, tome en cuenta  que al final de cada expresión, cuando nombra los dones, aparece una letra -S-, (Apóstoles, Evangelistas, Profetas, Pastores y Maestros). Según el griego la “S” al final del término, no sólo indica pluralidad sino versatilidad o diversidad, es decir, lo que quiere enseñar el texto no es que  tan sólo  Dios tiene muchos Apóstoles sino que tiene diferentes tipos de apostolados. Dios no sólo tiene muchos  evangelistas sino  diferentes  tipos  de evangelistas y así sucesivamente con los  demás ministerios. Según este texto podemos ver la diversidad en los ministerios pero debe reinar la unidad en ellos.

     En el verso 16 de Efesios 4, Pablo dice que los Ministerios tienen que unirse como las coyunturas, en esto podemos ver la unidad en la diversidad, repito este debe ser  el carácter de la iglesia y sus ministros para alcanzar la visión que es el objetivo principal.

  
     c) Donde no hay unidad no hay fuerza, donde no hay fuerza no hay poder, donde no hay poder es porque no está la manifestación del Espíritu. 

    La falta de unidad produce una fragmentación o desintegración, la unidad para bien o para mal desata poder, tienes el ejemplo Bíblico de la torre de Babel, en Génesis 11:1.9, se unieron para un objetivo y eso generó fuerza y poder.

    Jesús dijo en Mateo 12:25.26, que: “Si Beelzebú echa fuera a Beelzebú, su reino está dividido y pronto desaparecerá”, todo lo contrario cuando existe unidad, hay fuerza y poder.

    Eclesiastés 4:12, dice que “el cordón de tres dobleces no se rompe”, porque en la unidad de los tres cordones hay fuerza y poder. Yo pienso que la desgracia más grande que sucedió en el mundo fue debido a la falta de unidad, lo más grave que hizo Adán  fue dejar sola  a Eva en el  huerto del Edén a  merced  del  diablo,  si hubiesen  estado  juntos en mutuo  acuerdo    con  la  Palabra  que   Dios  les dijo,  a  lo  mejor  no hubiese  sucedido  la desgracia  más   grande  de la  humanidad.  Lo   más   triste del caso  es  que  la iglesia  seguirá   en desgracia  mientras no haya  la  unidad,  un pueblo unido, por duro que  sea  el objetivo,  lo logra  alcanzar, por  causa  de la unidad. Le  servimos  a  un  Dios   que  tiene   todo  el  poder  del universo,  somos  el  pueblo con mayor capacidad  que  existe  en el mundo,  pero sin  unidad  es  como si  estuviésemos   sin  Dios y sin capacidad; somos inútiles.  Acuérdate  siempre  de  esta  frase “ La  Unidad  para  bien  o  para mal  desata  poder”.

     d) Se puede estar junto y no estar de acuerdo. Lo importante  no es estar juntos sino estar de acuerdo, Amos 3:3 dice: “no pueden andar” (observe que dice que no pueden andar, no que no pueden estar) “dos  juntos  sino  estuviesen  de  acuerdo”.

     Jesús  dijo: “Si dos  o tres se pusieren de acuerdo y piden algo les será  hecho”, (Mateo 18:15.22), observe que Jesús no dijo si estuviesen  juntos,       sino si se pusiesen de acuerdo.

    El  Salmo 133:1, “Cuan bueno y cuan delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía”

    Observe que lo bueno y lo delicioso no es estar juntos, sino estar en armonía que indica unidad, porque allí “En la unidad”, envía Jehová bendición y vida eterna”

    Según Hechos 2:1, el Espíritu Santo  descendió sobre  los  que  estaban unánimes juntos, observe que no sólo estaban  juntos sino unánimes, en un sólo sentir.
     “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos”
    
     Lo importante no es estar juntos sino estar de acuerdo, porque se puede estar juntos y no estar de acuerdo y se puede estar  de  acuerdo y  no  estar  juntos.

    Cuando  hablamos  de  unidad  para alcanzar  la  visión,  nos referirnos a  la  unidad  que  debe  haber entre los líderes, el liderazgo y la Iglesia, y  la Iglesia  como  cuerpo.
                                                                                                                     
    En cuanto al líder. Sabemos  que  el único  que  está  en  capacidad de  recibir  la  visión  de  parte  de Dios para  la  Iglesia  es  el líder que Dios tiene al frente de la obra, pero  si  el líder  no comparte  y delega la  visión  a  sus líderes  y  a  su  Iglesia nunca  podrá alcanzar  la visión, el  líder  no puede  tomarse  la  visión para  él solo, debe otorgarla, él no puede hacerlo  todo, para esto  el líder debe  estar  seguro de su posición y posesión, su autoridad  y saberla ejercer, no debe haber celo, rivalidad,   competencia, ni envidia; el buen líder siempre lleva  un  motivo  correcto  en  su  corazón para  ejercer  el  liderato, lo único  que lo mueve es la visión que Dios le entregó.

    En conclusión: Un líder nunca debe apropiarse  de  la  visión, la  debe  compartir, trasmitir, delegar a  los  líderes y  a  su  pueblo.

    En cuanto a los líderes y a la Iglesia.  Los Líderes   que  están adjuntos  al líder principal (Pastor) y  la  Iglesia  como  el cuerpo  deben  entender  que   nunca tendrán una  visión  propia, mientras estén bajo la cobertura  de  un  líder o ministro. Dios  nunca  entrega  la  visión  a  un pueblo ni a líderes que  estén bajo la  cobertura ministerial. La visión  de la Iglesia  y  de los  ministros  adjuntos será siempre  la visión  del Ministro que está al frente del gobierno eclesiástico.

    Toda persona que tenga un llamado de Dios y está en la etapa de la capacitación, debe asumir su responsabilidad, entendiendo, captando y trabajando en pro de la visión del ministerio que está en ejercicio. Lo difícil  del  caso es  que muchas veces cuando hay quién otorgue no hay quién asuma, y cuando hay  quién quiera asumir no hay  quien quiera otorgar. Debemos conocer  que  todos no pueden otorgar  y  todos  no pueden asumir  ¿Por qué? Porque todos no reciben la visión ministerial. Nunca se nos olvide esta verdad: “donde  hay más de una   visión  hay  división”

      En conclusión: Para  alcanzar  la  visión  debe  haber  unidad  en los   líderes  y  en  la  Iglesia  como  cuerpo.


     Como se construye y se  mantiene la unida.

    a) La unidad se da y se mantiene, cuando entendemos la diversidad o versatilidad que el Creador puso en nosotros como personas, o en el don  que hemos recibido como Ministros. En Dios no hay lugar para la competencia, en los asuntos del reino de Dios no se compite sino que se avanza.

    En efesios 4:11 Pablo declara la versatilidad en los ministerios.

    “Y Él mismo, constituyo Apóstoles, (S) Evangelistas, (S) Profetas, (S) Pastores, (S) y Maestro. (S)

    La “S” al final de cada nombramiento de los ministerios indica “Versatilidad”, lo cual enseña que no solamente Dios tiene muchos Apóstoles sino que tiene diferente tipos de Apostolados. Y así con todos los ministerios.

    b) La unidad se da y se mantiene, cuando no hacemos excepción y acepción de personas. Cuando nos vemos como Dios nos ve. Como un cuerpo, una nación, un sacerdocio, una casa, un edificio, un templo, un tabernáculo, una iglesia, como los primogénitos.

    c) La unidad se da y se mantiene cuando soy copartícipe con mis hermanos, en el aspecto general.

    d) La unidad se da y se mantiene, cuando no le doy lugar a ningún tipo de resentimiento en contra de mis semejantes.

    Pablo dijo: “Soportándoos los uno a los otros con toda paciencia  en amor” (Efesios 4:2)

    e) La unidad se da y se mantiene cuando para mi vale más los intereses de mis semejantes que los míos.

    Pablo dijo: “No mirando lo tuyo, sino velando por lo de tu hermano”.

    f) La unidad  se da y se mantiene cuando tengo la capacidad de llegar a un acuerdo aunque existan diferencias. Que nuestras diferencias, en pensamientos, en obra y creencias no nos separen.


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