Los hábitos y el dominio propio.
En una ocasión, un anciano trataba con
un niño algo en relación a los hábitos. Él le dijo: “Hijo, en el interior del
hombre se libran una gran batalla entre dos lobos, uno es: malo, iracundo,
perverso, lleno de resentimiento, holgazán. El otro es: bueno, está lleno de
amor, de benignidad, humildad, dominio propio; es consagrado y apegado a lo
bueno. Estos dos lobos mantienen una batalla continua en el ser del hombre”. El
niño le preguntó: “¿y cuál de los dos lograra ganar la batalla?” El anciano le
respondió: “El que tú alimentes más”.
Así son los hábitos, el que tu alimentes
más obtendrá la batalla en tu interior. Si alimentas las virtudes que hay en ti
y haces de ellas un hábito, te ayudaran a ganar las batallas, que te conducirán
a ser un hombre de éxito en la vida. Si alimentas tus malos hábitos, ellos te
harán perder la batalla por la vida, llevándote a la destrucción total.
Los hábitos, es como una adicción interna
que se crea por la información que hemos recibido a través de los sentidos físicos,
y que nos llevan a tener acciones sin siquiera pensarlo. Los hábitos, nos
llevaran a tener comportamientos involuntarios.
La verdad del caso es, que los hábitos determinarán nuestro futuro.
Cosa dura en la vida, es luchar en contra
de los malos hábitos, pero cuán difícil es desarrollar, mantener, y manifestar
los buenos hábitos. Crear un mal hábito es fácil, construir un buen hábito es
muy difícil, pero más difícil es mantenerlo.
El buen hábito, en relación a Dios, es
el resultado del deseo, del esfuerzo, del sacrificar la voluntad, pasando por
el dolor y el sufrimiento que algunas veces produce el abandono de los malos
hábitos, que son apetitosos para el alma.
El abandonar un mal hábito, produce
dolor y rasga el alma, pero al final, si logramos salir de él, producirá un
gozo inefable en el espíritu renacido. Para abandonar un mal hábito, hay que
pasar por el dolor del cambio, y se requiere de un quebrantamiento.
Los malos habito, no se abandonan
con una aptitud y actitud de oración, ayuno, y vigilia. Ellos se dominan y se
doblegan con una gran virtud denominada como el dominio propio. Esta gran
virtud que de paso es un buen hábito, es los que nos conduce a tomar la
decisión determinante de querer en mi interior el agradar y honrar a Dios.
Lo serio del caso es, que los malos
hábitos se levantaran en el interior del ser, como un gran monstruo que al final de
la jornada terminará destruyendo a su creador. Lucha por todo los medio en
contra de los malos hábitos, y lucha con todas tus fuerzas para construir,
desarrollar, y mantener los buenos hábitos, y serás un triunfador en la vida///
Bendiciones///
Gracias, era la respuesta que querías 😊✨
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