¿QUÉ ES UN LLAMADO MINISTERIAL?
El término llamamiento para referirse al
Ministerio es del griego “Klesis” Se
refiere al llamado como una vocación. Filipenses 3:14. 2ª Timoteo 1:9.
El
llamamiento: Es aquello que nos confronta con la Voluntad de Dios y nos
reta a vivirla y a cumplirla con todo esfuerzo y dedicación.
El
llamamiento: No es un cargo, no es una profesión, el llamado al
Ministerio es una vocación.
El
llamamiento: Es una naturaleza adquirida de parte de Dios, es algo
sobrenatural que no es de este mundo.
El
llamamiento: Es aquello que Dios pone en el espíritu del hombre del
cual no se puede despojar, es parte de su vida, de su existir, de su
naturaleza; es como un fuego que arde en el interior del hombre, (Jeremías
20:7.9). Por esta causa, cuando una persona es llamada al Ministerio queda como
destinado para ello, donde vaya, donde se meta, donde se esconda, por mucho que
lo quiera ignorar sabe que tiene un llamado de parte de Dios, y que la única
alternativa es cumplir con ese llamado. Alguien dijo:
“No hay mayor fracasado que aquel que fracase en lo
que Dios le llamó a hacer, porque para efectos de Dio para otra cosa no sirve”
Alguien dijo: El llamado al Ministerio es
como la mafia, una vez que pasas hacer parte de ella no la puedes abandonar
porque si lo haces te matan. El Ministerio en parte es igual, si lo dejas te
mueres en vida porque solo vives para lo que Dios te llamo hacer.
El llamado de Dios al Ministerio es la
única opción que el hombre tiene ante la vida y el Dios que lo llamo. O lo
haces, o lo haces.
En el llamado al Ministerio no hay
jubilación, ni renuncia, dejas de ser Ministro cuando tu corazón deje de latir.
En cuanto al llamado, hay que entender que
hay dos tipos de llamados:
I) El llamado Colectivo.
Es el que se hace en el aspecto general
donde todos son llamados, en este caso el llamado a la salvación.
II) El llamado al Ministerio es
selectivo.
En una acción
mientras Alejandro Magno se transportaba en un pequeño bote, la diadema
(corona) real cayó de su cabeza al océano, un marinero diligente salto al agua
y la recuperó para su rey. Para mostrar su gratitud Alejandro le dio al
marinero un talento de oro y luego lo hizo ejecutar por tener el atrevimiento
de colocarse la corona real mientras nadaba devuelta al bote, ya que esa corona
cualquiera no era merecedora de llevarla.
El mismo principio se
da con el don Ministerial, no todo el mundo es merecedor de el, el llamado al
Ministerio se caracteriza por una selección, es un grupo selecto y minúsculo
que Dios escoge y elije dentro de aquellos que llamo a la salvación. Dios no
llama a todos para ser Domata
o conferirles un don Ministerial, es un porcentaje muy pequeño que son honrados
con este llamado.
En Hebreos 5:4 dice: “Nadie toma para sí esta honra
sino el que es llamado por Dios”. Este pasaje encierra una verdad
irrefutable, llena de gran compromiso, que nos debe hacer crear conciencia de
lo serio que y lo comprometedor que es fungir en un cargo ministerial, y lo
penado que sería el fingir en un llamado que no se te ha delegado. “Nunca
te sumes ni asumas un llamado que Dios no te haya hecho, porque sería la forma
más segura de deshonrar su nombre”. Efesios 4:11 dice: “El
mismo constituyó a unos (no todos) apóstoles...etc.” Esto indica que cualquiera no es Ministro
porque el Ministerio no es cualquier cosa.
Radhamés Fernández en una ocasión dijo: “Toda
persona llamada por Dios al Santo Ministerio, recibe la dignidad distintiva de
la elección divina” y agrego en relación a la grandeza del llamado. “Toda
aquel que reconozca a Dios como el ser más importante del universo, considerará
también su elección al Ministerio como la más honrosa que se haya hecho en el
mundo. La distinción del elegido radica, en la importancia del que lo elige.
Por igual así, como la honra del individuo honrado la determina el grado de
dignidad de la persona que lo honró. Si el que te honra con un llamado Ministerial
es digno, por igual es digno el que es llamado al Ministerio.
En cuanto al llamado hay tres tipos de
llamado.
I) El que los
hombres hacen.
II)
El que el hombre se hace así mismo, es
decir el que se auto llama.
III)
El que Dios hace.
En cuanto a estos tres tipos de llamados, debemos estar seguros si fue Dios
quien nos hizo el llamado. Todo ministro reconocido bajo la cobertura de un
presbiterio apostólico debe estar claro y seguro que quien le comisionó para
tan honrosa tarea no fue una organización humana, sino una constitución
divina.
En el aspecto personal en relación al
llamado debes tomar en cuenta, que nunca te debes ofrecer para el Ministerio y
menos te inventes un ministerio, por lo general, Dios siempre llama y envía a
los que se niegan. De esto, tenemos ejemplos en las Escrituras.
>El
caso de Moisés que no quería asumir el llamado dando las más grandes excusas
para no ir pero con todo eso Dios lo llamó.
>El
caso de Jonás, que hizo una huida total en una embarcación al sentido contrario
del lugar de su llamado, se rehusó pero a él fue a quien Dios llamó.
>En
el caso de los Discípulos, no tenían ni la remota idea de lo que es un
Ministerio todos estaban en sus labores. Pedro en la pesca, Leví (Mateo)
cobrando Impuestos, Pablo que era un alguacil ejecutaba las órdenes del
sanedrín. Observe que en el momento que fueron llamados estaban en sus labores,
ninguno de ellos se imaginaba que Dios en Su Providencia los había escogido
para el Ministerio. Así es el caso nuestro, Dios en Su Voluntad es el que escoge
para el Ministerio, deja que sea Él quien te llame, no aceptes el llamado de
los hombres, no te llames tú mismo, ni te ofrezcas para el Ministerio.
Acuérdate que en el Ministerio no hay lugar para los que se ofrecen. En el
Ministerio no hay ofrecidos hay elegidos.
El otro caso es, que Dios no responde bajo
ningún aspecto o circunstancia por aquellos que se auto llamaron o por los que
los hombres llamaron. Dios es responsable por todo aquel que llamo, capacito, y
envió.
Carlos H. Spurgeon el príncipe de los
predicadores en una ocasión dijo: “Dios
respalda al que llama, el que se infiltre que se las arregle como pueda”.
Una persona que se ofrece o se auto llama, no tiene derecho para la exigencia.
En lo personal confieso que he pasado momentos difíciles en el Ministerio, en
lo económico, por causa de enfermedad, tentaciones, y Dios ha sido fiel al llamado que me hizo
librándome de todas ellas.
En un supuesto negado que Dios me dejara
padecer, por causa del pacto Ministerial
y del llamado que me hizo en lo personal tengo derechos a hacerle exigencias a
Dios porque yo no me metí en el Ministerio Él me llamo, y esta es la ventaja de
ser llamado y no de auto llamarse ni atender el llamado de los hombres. El que
llama es fiel para responder a los que llama.
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