EL RETIRO MINISTERIAL  

     Quien en la vida no se ha sentido decepcionado, desilusionado en lo que hace. Llegamos a una etapa donde parece que todo tiene un final. La mayoría de los hombres que le sirvieron a Dios pasaron por estos momentos. Uno desearon la muerte, otros se sintieron abandonados por Dios, otros fueron confinados a un mundo de soledad, huyendo en los desiertos, en prisiones, en cuevas, en fosas de leones, en el vientre de un gran pez, náufragos; y pare usted de contar.

     En lo personal pase por esos momentos. Hubo un tiempo de mi vida donde pensé abandonarlo todo. Fueron tantas los desaciertos por la cual pase, causados por la gente que más ame, que más le entregue mi confianza, que di la vida por ellos; me dieron la más grande decepción y desilusiones, en la más grande de las traición. En medio de estos incidentes, decide en forma determinante abandonar el ejercicio del Ministerio.

    Decidí, explorar otros mundos, dedicarme al comercio, a los estudios, a la farándula; pero nunca abandonar a Dios. Sin saber que abandonando el llamado que me hizo, es la forma más segura de abandonarlo a Él.

      En ese momento vino una intervención de Dios por el Espíritu y me dijo:

    “Puedes abandonar el ejercicio del Ministerio en el llamado que te hice, pero nunca el don que puse en ti saldrá de ti. Por mucho que te escondas, done te metas el don Ministerial que puse en ti, con esa naturaleza de Maestro, siempre estará latente”. (Y agregó)

      “Y quiero que entiendas, que no hay mayor fracasado que aquel que abandone lo que yo le llame hacer, porque para efecto de mí, para otra cosa no sirve”

        Llore mucho, llore de impotencia al entender esta gran verdad que vino de Dios a mi vida, y que me hizo comprender, que estoy como destinado y consagrado para el Ministerio, que por ninguna circunstancia debía renunciar.

     >Entendí, que el llamado al Ministerio es una decisión, una determinación de llevar a cabo algo sin tener retroceso.

      >Entendí, que en el Ministerio no hay jubilación, dejas de ser Ministro cuando tu corazón deje de latir.

      >Entendí, que el llamado al Ministerio es como la mafia, una vez que entras no te puedes salir, si lo haces te matan.

      >Entendí, que dejar el ejercicio Ministerial, es como andar muerto en vida, porque solo vives para eso.

       >Y sobre todo esto entendí, que todo lo que haga y deje de hacer le tendré que entregar cuenta a quien me constituyo Ministro, esto es, a mi Gran Dios y Salvador el Cristo Glorificado.

        Aquí estoy, en pleno ejercicio en el llamado que Dios me hizo. A altas horas de la noche, cuando muchos duerman, y otros se envuelven en sus placeres, yo trabajo. Esto es el todo de uno que ha sido llamado. Trae resultado que serán de bendición en lo personal, y será de bendición a otros.

     No tengo ni la menor idea, a cuantos Dios ha bendecido a través de mí, cuantos se han beneficiado. Pero mi mayor satisfacción, es entender, que estoy aportando un grano de arena, para el establecimiento de los principios del Reino Eterno en la tierra.

   Solo pido sus oraciones, que intercedan por mí, para que la intervención de Dios en su soberanía, esté sobre mí en todo momento, y no llegue a la decisión de abandonarlos todo, por el peso de la decepción y la desilusión. /// Bendiciones ///

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