REFLEXIÓN: LA NATURALEZA DE UN MAESTRO.
DR. MAESTRO: JOSE N. BRICEÑO A.
Alguien dijo: “ Lo errores de un dentista se extraen, los errores de un cirujano se sepultan, los errores de un abogado se encarcelan, los errores de un contador se borran, los errores de un arquitecto se derrumban; pero los errores de un Maestro quedan, proliferan, y mal forman a toda una generación” Al analizar este pensamiento, veo la urgencia y la falta que tenemos de Maestros en nuestras congregaciones, hombres con un llamado verdadero de Dios, que sean amantes del estudio de las Sagradas Escrituras, y que sean valientes para exponerlas sin vacilación alguna. El decir soy apóstol hasta cierto punto es fácil porque no hay que demostrarlo, pero el decir soy Maestro cuán difícil es, porque está sujeto a una vivencia, en la exposición, y disertación en lo que se enseña.
>El Maestro, es aquel Ministerio en el cual el Creador está comprometido a iluminarle de lo que ya está revelado, e inspirado por el Espíritu.
>El don de Maestro, es original en un 80 % en lo que enseña. Es el que en sus enseñanzas trae modalidades y que en muy poco se escucha en común las enseñanzas emitidas por sus labios.
>El Maestro es el que derrumba toda tradición, religión, paradigmas, filosofías, herejías y apostasías; falsas enseñanzas que hay dentro del seno de la iglesia como supuesta doctrina emitida del trono del Altísimo.
>El Maestro, confronta con la palabra de verdad, y que con sus enseñanzas desubica a los oyentes de la mentira para ubicarlos en la verdad.
>El maestro, es amante de la verdad, y es aborrecido por los que viven en el engaño.
> El Maestro, es aquel que sufre al ver sumergido a un pueblo en tanta falacia, que lo conduce a la esclavitud, víctima de la ignorancia, dándole cabida al reino de las tinieblas para que avance ante el Reino de la luz. A nadie le puede doler más la ignorancia de un pueblo, que aquel que fue llamado a ser Maestro.
>El Maestro, es aquel que no escatima esfuerzo para estudiar las Sagradas Escrituras en tiempo y fuera de tiempo, y a su vez, no le importa cuanto tenga que invertir en tiempo y dinero para enriquecer su conocimiento.
>El Maestro, no escatima esfuerzo, ni se ajusta a las condiciones para enseñar, esté como esté. "Él enseña" nada lo detiene.
=En lo emocional: Triste, angustiado, desilusionado, deprimido, desconsolado, afligido, abatido.
=En lo físico: Enfermo, moribundo, desahuciado.
=En lo moral: Censurado, difamado, calumniado, acusado, deshonrado, abandonado, traicionado. encarcelado.
=En lo económico: Si recursos, desprovisto, en escasez.
>El Maestro, con sus enseñanzas, exhorta, edifica, consuela; nunca avergüenza, humilla, manipula, intimida, ni impone sus enseñanzas, y nunca cae en el maltrato de sus oyentes.
> El Maestro, solo es movido al ejercicio del ministerio por el amor, la compasión, el anhelo, y la necesidad que hay de la enseñanza en medio de tanta ignorancia en la que está sumergida la iglesia. Al Maestro no lo mueve el dinero, la fama; ni el confort.
Por otro lado, no hay que dejar de presentar una gran verdad en relación a la honorabilidad que se debe tener con los que ejercitan en la maestría.
El Ministerio de Maestro, es muy poco honrado en el seno de la iglesia, entendiendo que la honra es y tiene que ver con el respeto, la consideración, y el sostén financiero. Son muchos los que escriben dando su agradecimiento, por las enseñanzas expuestas por la web, pero son muy pocos los que aportan en lo financiero para impulsar a grandes escala la enseñanza emitida, que con tanto esfuerzo y a veces en medio de la escasez se lleva a cabo.
Con tantos discípulos que tienes a nivel mundial, si todos aportaran un grano de arena en el área financiera al Ministerio de la enseñanza, nuestro trabajo como Maestro seria con mayor alcance y más eficaz. Reitero: Como Maestro no enseñamos por dinero, pero necesitamos dinero para enseñar.
>El Maestro, es una escuela ambulante, hace de su vida una cátedra de enseñanza en medio de quienes lo rodean. Bien dice las Escrituras: “el que se hace Maestro acarrea mayor condenación para sí mismo, al no hacer de lo que enseña un estilo de vida”
Sé que no estoy solo en este Ministerio de la enseñanza, no me creo el único, pero a veces me siento solo en este ejercicio, porque qué difícil es conseguir un Maestro en el desarrollo de este Ministerio. Son muy pocos los llamados por Dios al Ministerio de la enseñanza. Oremos al Creador, para que enviara Maestro a su mies, porque hay mucho que enseñar en medio de tanta ignorancia. Lucas 10:2.
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