¿QUÉ ES ADORACIÓN?
¿QUÉ ES ADORACIÓN?
Es el término compuesto del griego "Proskuneo" que indica besar con intimidad, tomando el sentido que en la adoración no hay lugar para la reserva ni el resentimiento.
Según este término, la adoración va más allá del canto y las expresiones corporales. El cantar y las expresiones corporales son una manifestación externa de un adorador que internamente ha dispuesto su adoración.
Nunca se debe confundir el inclinarse o el postrarse con adoración ya que esto es externo, la adoración es una aptitud interna propiamente endógena que nace y se da en el interior del adorador. En el Evangelio de Marcos conseguimos un caso claro del asunto, donde se puede estar postrado y no necesariamente se está adorando,
“Vinieron al otro lado del mar, a la región de los gadarenos. Y cuando salió Él de la barca, en seguida vino a su encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo,…Cuando vio, pues, a Jesús de lejos, corrió, y se arrodilló ante Él…” Marcos 5:1.6.
El endemoniado se postró ante Jesús conllevado por los demonios, pero el hecho de que esto haya sucedido no implica que los demonios estaban adorando.
En otro caso, Satanás le dijo a Jesús: “Todo esto te daré, si postrado me adorares”
Si Jesús se hubiera postrado ante Satanás, su acto no se consideraría como adoración, entraría en la adulación y en la idolatría, porque el verdadero idolatra no es el que se postra o ante dioses ajenos, o se postra ante las imágenes; es aquel que, conociendo al Dios verdadero se va en pos de dioses falsos.
Este hubiera sido el caso de Jesús, que conociendo a Dios y siendo Dios, le rinde adulación y pleitesía a quien no debe hacerlo.
La adoración no se limita al ministrar. El término ministrar viene del griego: “Leitourgeo” que indica: Ejercer en forma voluntaria, prestar servicio, exponer, hacer entrega de algo. El ministrar es la manifestación externa de la adoración; la adoración es interna endógena, el ministrar es externo, es exógeno. 1ª Samuel 3:1 Hechos 13:2.
“El joven Samuel ministraba a Jehová en presencia de Elí; y la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia” 1ª Samuel 3:1.
“Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Níger, Lucio de Carene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. 2Ministrando éstos al Señor,…” Hechos 13:1.2.
El ministrar, es el acto de presentarle a Dios mis reconocimientos, mis reverencias, mis homenajes, mis pleitesías, mis honores, mis exaltaciones, mis respetos y mis consideraciones.
El adorar es la disposición interna que viene del espíritu y me conduce a la ministración. La diferencia que hay entre la adulación y la adoración, es que la adulación es una simple expresión, es algo que se hace de labios y viene del alma, es lo externo, sensual, carnal; es lo que depende de los sentidos; la adoración es una entrega no nace del alma, nace del espíritu renacido. Por lo tanto, se puede ministrar en adoración o en adulación, la diferencia está es en el motivo y en su procedencia.
Cuando con mi boca yo expreso: Reconocimiento, reverencia, homenaje, pleitesía, honor, exaltación, y nada de esto sale del corazón, me convertiré en un adulador, mas no seré un adorador.
En el Evangelio de Mateo, Jesús presenta el caso de un adulador, que lo descalifica como adorador. "Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí..." Mateo 15:8.
Se puede dar el caso en que podemos estar adulando y no adorando. La adoración es producto del convencimiento de la verdad concerniente a Dios, que se me ha revelado en mi espíritu e iluminado en mi alma. La adulación nace de los sentidos y se ajusta a las circunstancia, y en la mayoría de los casos la adulación se da bajo ciertos intereses y temores.
Adorar: Es entender que en Dios es la única y mejor manera de vivir, Él es absoluto hasta en la vida. Dios no es un camino Él es el Camino, Dios no es una verdad, Él es la Verdad; Dios no es una vida, Él es la Vida.
“en el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida,...” Juan 1:1.4.
Adorar: Es el acto de darle la preeminencia a Dios, nada debe ocupar el lugar de Dios. Cuando alguien o algo ocupan el lugar que le corresponde a Él, pasa a ser un ídolo, caracterizándonos como idolatras y descalificándonos como adoradores. Si Dios no ocupa el primer lugar en nuestra vida por ley otro tendrá que ocuparlo; es un lugar que nunca estará vacío. En la vida de Abraham e Isaac tenemos el mejor ejemplo.
“Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. 2Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré” Génesis 22:1.2.
El hecho de que Dios haya redundado para hacer referencia de Isaac como la ofrenda de entrega al decir: “Tu hijo- Tú único- Isaac- A quien amas” demuestra el lugar de preeminencia que Isaac tenía en el corazón de Abraham. Dios tiene que sacar del corazón lo que ocupe su lugar para que califiques como un adorador ante su presencia.
Para ser un adorador debo entender que ni siquiera mi vida debe ocupar el lugar de Dios, cuando no estoy dispuesto a entregar mi vida por Dios o por su causa estoy haciendo de ella un ídolo. El sentir de Jesús fue todo lo contrario; adoró a Dios entregando su vida como ofrenda.
Como ejemplo, tenemos a Sadrac, Mesac, y Abed-Nego; que prefirieron la muerte antes postrarse ante dioses ajenos, y por dicha causa fueron echados al horno de fuego. Daniel 3:1.23.
Por otro lado, tenemos el ejemplo de Daniel que fue arrojado al foso de los leones al no temer al edicto del rey Darío, donde se promulgo que solamente a él, como rey, se le debía rendir adoración. Daniel 6:1.24.
En ambos casos hubo entrega de la vida como acto de adoración hacia Dios. El mayor de los ejemplos y la máxima expresión de adoración, fue cuando Jesús se ofreció en lo absoluto, sin reservas como ofrenda a Dios.
Adorar: Conlleva quebrantamiento, y éste indica la destrucción de tu egocentrismo, de tu arrogancia, de tu soberbia, de tu autosuficiencia, de tu Independencia, tu altivez, tu prepotencia. No podemos exaltar a Dios y exaltarnos al mismo tiempo. Para ser un adorador hay que suicidar el alma, el Apóstol Pablo expreso esta verdad cuando exclamo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios,…” Gratas 3:20.
El 90% de los llamados adoradores son artistas, presentan un espectáculo o un show para ser vistos de la gente; son personas que en vez de adorar a quien está sentado en el trono, se entronan a sí mismos, hasta el punto que se molestan al no darle la oportunidad para presentar su supuesta adoración.
Por otro lado, tenemos a quienes hacen de la adoración un ídolo, y pasan a adorar la adoración, ocupando ésta el lugar de Dios. Son adoradores de la adoración.
Para evitar que esto ocurra, se requiere un quebrantamiento total y completo hasta el morir para que Cristo pueda vivir su vida en nosotros Gálatas 2:20.
Adorar: Indica negarnos a nosotros mismos y no negarle nada a Dios; es una entrega sin reservas, es entender que todo lo que tenemos es de su propiedad y que nada tiene tanto valor para nosotros como Él mismo. Por esta causa Dios anda buscando adoradores no adoración. Juan 4:23.
Adorar: No es parte de tu vida es la vida misma. No debemos limitar la adoración a la liturgia o al servicio religioso; debemos entender que donde nos encontremos somos adoración para Dios. Si todo lo que hacemos durante el día lo hacemos para Dios, seremos adoradores en potencia. Como adoradores debemos entender que todo lo que hagamos para agradar a Dios es adoración.
Adorar: Es una naturaleza innata que Dios puso en el hombre, y cuando no se canaliza apropiadamente nace la idolatría y el egoísmo. Todo ser tiene en su interior el impulso y la necesidad de adorar. Lo que no sabe es como hacerlo apropiadamente.
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Es el término compuesto del griego "Proskuneo" que indica besar con intimidad, tomando el sentido que en la adoración no hay lugar para la reserva ni el resentimiento.
Según este término, la adoración va más allá del canto y las expresiones corporales. El cantar y las expresiones corporales son una manifestación externa de un adorador que internamente ha dispuesto su adoración.
Nunca se debe confundir el inclinarse o el postrarse con adoración ya que esto es externo, la adoración es una aptitud interna propiamente endógena que nace y se da en el interior del adorador. En el Evangelio de Marcos conseguimos un caso claro del asunto, donde se puede estar postrado y no necesariamente se está adorando,
“Vinieron al otro lado del mar, a la región de los gadarenos. Y cuando salió Él de la barca, en seguida vino a su encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo,…Cuando vio, pues, a Jesús de lejos, corrió, y se arrodilló ante Él…” Marcos 5:1.6.
El endemoniado se postró ante Jesús conllevado por los demonios, pero el hecho de que esto haya sucedido no implica que los demonios estaban adorando.
En otro caso, Satanás le dijo a Jesús: “Todo esto te daré, si postrado me adorares”
Si Jesús se hubiera postrado ante Satanás, su acto no se consideraría como adoración, entraría en la adulación y en la idolatría, porque el verdadero idolatra no es el que se postra o ante dioses ajenos, o se postra ante las imágenes; es aquel que, conociendo al Dios verdadero se va en pos de dioses falsos.
Este hubiera sido el caso de Jesús, que conociendo a Dios y siendo Dios, le rinde adulación y pleitesía a quien no debe hacerlo.
La adoración no se limita al ministrar. El término ministrar viene del griego: “Leitourgeo” que indica: Ejercer en forma voluntaria, prestar servicio, exponer, hacer entrega de algo. El ministrar es la manifestación externa de la adoración; la adoración es interna endógena, el ministrar es externo, es exógeno. 1ª Samuel 3:1 Hechos 13:2.
“El joven Samuel ministraba a Jehová en presencia de Elí; y la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia” 1ª Samuel 3:1.
“Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Níger, Lucio de Carene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. 2Ministrando éstos al Señor,…” Hechos 13:1.2.
El ministrar, es el acto de presentarle a Dios mis reconocimientos, mis reverencias, mis homenajes, mis pleitesías, mis honores, mis exaltaciones, mis respetos y mis consideraciones.
El adorar es la disposición interna que viene del espíritu y me conduce a la ministración. La diferencia que hay entre la adulación y la adoración, es que la adulación es una simple expresión, es algo que se hace de labios y viene del alma, es lo externo, sensual, carnal; es lo que depende de los sentidos; la adoración es una entrega no nace del alma, nace del espíritu renacido. Por lo tanto, se puede ministrar en adoración o en adulación, la diferencia está es en el motivo y en su procedencia.
Cuando con mi boca yo expreso: Reconocimiento, reverencia, homenaje, pleitesía, honor, exaltación, y nada de esto sale del corazón, me convertiré en un adulador, mas no seré un adorador.
En el Evangelio de Mateo, Jesús presenta el caso de un adulador, que lo descalifica como adorador. "Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí..." Mateo 15:8.
Se puede dar el caso en que podemos estar adulando y no adorando. La adoración es producto del convencimiento de la verdad concerniente a Dios, que se me ha revelado en mi espíritu e iluminado en mi alma. La adulación nace de los sentidos y se ajusta a las circunstancia, y en la mayoría de los casos la adulación se da bajo ciertos intereses y temores.
Adorar: Es entender que en Dios es la única y mejor manera de vivir, Él es absoluto hasta en la vida. Dios no es un camino Él es el Camino, Dios no es una verdad, Él es la Verdad; Dios no es una vida, Él es la Vida.
“en el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida,...” Juan 1:1.4.
Adorar: Es el acto de darle la preeminencia a Dios, nada debe ocupar el lugar de Dios. Cuando alguien o algo ocupan el lugar que le corresponde a Él, pasa a ser un ídolo, caracterizándonos como idolatras y descalificándonos como adoradores. Si Dios no ocupa el primer lugar en nuestra vida por ley otro tendrá que ocuparlo; es un lugar que nunca estará vacío. En la vida de Abraham e Isaac tenemos el mejor ejemplo.
“Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. 2Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré” Génesis 22:1.2.
El hecho de que Dios haya redundado para hacer referencia de Isaac como la ofrenda de entrega al decir: “Tu hijo- Tú único- Isaac- A quien amas” demuestra el lugar de preeminencia que Isaac tenía en el corazón de Abraham. Dios tiene que sacar del corazón lo que ocupe su lugar para que califiques como un adorador ante su presencia.
Para ser un adorador debo entender que ni siquiera mi vida debe ocupar el lugar de Dios, cuando no estoy dispuesto a entregar mi vida por Dios o por su causa estoy haciendo de ella un ídolo. El sentir de Jesús fue todo lo contrario; adoró a Dios entregando su vida como ofrenda.
Como ejemplo, tenemos a Sadrac, Mesac, y Abed-Nego; que prefirieron la muerte antes postrarse ante dioses ajenos, y por dicha causa fueron echados al horno de fuego. Daniel 3:1.23.
Por otro lado, tenemos el ejemplo de Daniel que fue arrojado al foso de los leones al no temer al edicto del rey Darío, donde se promulgo que solamente a él, como rey, se le debía rendir adoración. Daniel 6:1.24.
En ambos casos hubo entrega de la vida como acto de adoración hacia Dios. El mayor de los ejemplos y la máxima expresión de adoración, fue cuando Jesús se ofreció en lo absoluto, sin reservas como ofrenda a Dios.
Adorar: Conlleva quebrantamiento, y éste indica la destrucción de tu egocentrismo, de tu arrogancia, de tu soberbia, de tu autosuficiencia, de tu Independencia, tu altivez, tu prepotencia. No podemos exaltar a Dios y exaltarnos al mismo tiempo. Para ser un adorador hay que suicidar el alma, el Apóstol Pablo expreso esta verdad cuando exclamo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios,…” Gratas 3:20.
El 90% de los llamados adoradores son artistas, presentan un espectáculo o un show para ser vistos de la gente; son personas que en vez de adorar a quien está sentado en el trono, se entronan a sí mismos, hasta el punto que se molestan al no darle la oportunidad para presentar su supuesta adoración.
Por otro lado, tenemos a quienes hacen de la adoración un ídolo, y pasan a adorar la adoración, ocupando ésta el lugar de Dios. Son adoradores de la adoración.
Para evitar que esto ocurra, se requiere un quebrantamiento total y completo hasta el morir para que Cristo pueda vivir su vida en nosotros Gálatas 2:20.
Adorar: Indica negarnos a nosotros mismos y no negarle nada a Dios; es una entrega sin reservas, es entender que todo lo que tenemos es de su propiedad y que nada tiene tanto valor para nosotros como Él mismo. Por esta causa Dios anda buscando adoradores no adoración. Juan 4:23.
Adorar: No es parte de tu vida es la vida misma. No debemos limitar la adoración a la liturgia o al servicio religioso; debemos entender que donde nos encontremos somos adoración para Dios. Si todo lo que hacemos durante el día lo hacemos para Dios, seremos adoradores en potencia. Como adoradores debemos entender que todo lo que hagamos para agradar a Dios es adoración.
Adorar: Es una naturaleza innata que Dios puso en el hombre, y cuando no se canaliza apropiadamente nace la idolatría y el egoísmo. Todo ser tiene en su interior el impulso y la necesidad de adorar. Lo que no sabe es como hacerlo apropiadamente.
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