EL LLAMADO AL MINISTERIO ES SELECTIVO

EL LLAMADO AL MINISTERIO ES SELECTIVO.

En una acción mientras Alejandro Magno se transportaba en un pequeño bote, la diadema (corona) real cayó de su cabeza al océano, un marinero diligente salto al agua y la recuperó para su rey. Para mostrar su gratitud Alejandro le dio al marinero un talento de oro y luego lo hizo ejecutar por haberse atrevido a colocarse la corona real en la cabeza mientras nadaba devuelta al bote, ya que esa corona cualquiera no era merecedora de llevarla.

El mismo principio se da con el don Ministerial, no todo el mundo es merecedor de el. El llamado al Ministerio se caracteriza por una selección, es un grupo selecto y minúsculo que Dios escoge y elije dentro de aquellos que llamo a la salvación. Dios no llama a todos para ser Domata o conferirles un don Ministerial, es un porcentaje muy pequeño que son honrados con este llamado.

En Hebreos 5:4 dice: “Nadie toma para sí esta honra sino el que es llamado por Dios”.

Efesios 4:11 dice: “El mismo constituyó a unos (no todos) apóstoles...etc.” Esto indica que cualquiera no es Ministro porque el Ministerio no es cualquier cosa.

Cuando Jesús escogió los que llamo Apóstoles, dice las Escrituras que escogió a los que Él quiso, esto no es una selección que yo me hago en lo personal. Hoy en día se a proliferado una manada de apóstoles como que si en el mundo se hubiera volcado una góndola llena de apóstoles, todo el mundo es apóstol, gentes que ni ministerio tienen y si lo tienen no han desarrollado ni consolidado el que tiene y ya son apóstoles, y en adición a esto se arrastraron a sus esposas al apostolado donde se denominan la apóstol por ser la esposa del apóstol como si el ministerio fuera algo transferible o un cheque al portador. Esto no me asombra ya que esto es desde tiempos atrás, pero me preocupa porque con estas actitudes tan equivocadas se le hace daño a la obra de Dios. Esta proliferación de apóstoles es desde los tiempos de la Iglesia de los primeros cristiano, Juan el Apóstol nos advierte del caso y nos insta a tener cuidado.

“Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos” Apocalipsis 2:2.

Lo que más me llama la atención, es que el Apóstol de los apóstol que es el Señor Jesús mientras estuvo en la tierra nunca se denomino Apóstol, en lo personal Él se caracterizó como el humilde pastor de galilea. Me parase que con estas manadas de apóstoles que han surgido de la nada se ha puesto en extinción el Ministerio de Pastor, nadie quiere ser Pastor por el simple hecho de que nadie se quiere quedar atrás. Hay una se de prestigio entre los Ministerio que siendo Ministros ellos mismos se denominan apóstoles.

“Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al Apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús;…” Hebreos 3:1.


En cuanto al llamado hay tres tipos de llamado.

I) El que los hombres hacen.

II) El que el hombre se hace así mismo, es decir el que se auto llama.

III) El que Dios hace.

En cuanto a estos tres tipos de llamados, debemos estar seguros si fue Dios quien nos llamó. Todo Ministro reconocido bajo la cobertura de un presbiterio Apostólico debe estar claro y seguro que quien le comisiono para tan honrosa tarea no fue una organización humana, sino una constitución divina.

En el aspecto personal en relación al llamado debes tomar en cuenta, que nunca te debes ofrecer para el Ministerio y menos te inventes un ministerio, por lo general, Dios siempre llama y envía a los que se niegan. De esto, tenemos ejemplos en las Escrituras.

>El caso de Moisés que no quería asumir el llamado dando las más grandes excusas para no ir pero con todo eso Dios lo llamó.

>El caso de Jonás, que hizo una huida total en una embarcación al sentido contrario del lugar de su llamado, se rehusó pero a él fue a quien Dios llamó.

>En el caso de los Discípulos, no tenían ni la remota idea de lo que es un Ministerio todos estaban en sus labores. Pedro en la pesca, Leví (Mateo) cobrando Impuestos, Pablo que era un alguacil ejecutaba las órdenes del Sanedrín. Observe que en el momento que fueron llamados estaban en sus labores, ninguno de ellos se imaginaba que Dios en Su Providencia los había escogido para el Ministerio. Así es el caso nuestro, Dios en Su Voluntad es el que escoge para el Ministerio, deja que sea Él quien te llame, no aceptes el llamado de los hombres, no te llames tú mismo, ni te ofrezcas para el Ministerio. Acuérdate que en el Ministerio no hay lugar para los que se ofrecen. En el Ministerio no hay ofrecidos hay elegidos.

El otro caso es, que Dios no responde bajo ningún aspecto o circunstancia por aquellos que se auto llamaron o por los que los hombres llamaron. Dios es responsable por todo aquel que llamo, capacito, y envió.

Carlos H. Spurgeon el príncipe de los predicadores en una ocasión dijo: “Dios respalda al que llama, el que se infiltre que se las arregle como pueda”. Una persona que se ofrece o se auto llama, no tiene derecho para la exigencia.

He pasado momentos difíciles en el Ministerio, en lo económico, por causa de enfermedad, tentaciones, y Dios ha sido fiel al llamado que me hizo librándome de todas ellas.

En un supuesto negado que Dios me dejara padecer, por causa del pacto Ministerial y del llamado que me hizo en lo personal tengo derechos a hacerle exigencias a Dios porque yo no me metí en el Ministerio Él me llamo, y esta es la ventaja de ser llamado y no de auto llamarse ni atender el llamado de los hombres. El que llama es fiel para responder a los que llama.



Maestro: José n Briceño

E-mail: meejesussoberano77@hotmail.com /www.reformafm.net
Busca los estudios en videos del Maestro: José N. Briceño A. por YOU TUBE
Conéctate por FACEBOOK /http://maestrojosebriceno.blogspot.com/
Telf. 0416-8607602/ 0414.650.99.92/ 0261.7373387.
Venezuela-Maracaibo-Zulia

Comentarios

Entradas populares de este blog

JERARQUÍA DE LOS DEMONIOS

¿Quiénes son tomados y quienes son dejados? según Mateo 24:40.42

DEFINICION DE LA PARABOLA DE LAS DIEZ VIRGENES. (Mateo 25:1.31)