EL AYUNO NO ESTA PRESENTADO EN LAS ESCRITURAS EN FORMA IMPERATIVA, NI IMPOSITIVA EN MANDAMIENTO COMO PARTE DE LA VIDA DEVOCIONAL DEL CREYENTE. 

Algunos han interpretado Mateo 9:14.15 como un mandamiento para que los cristianos ayunen. En realidad Jesús estaba simplemente anunciando lo que sucedería a causa de su muerte. Mientras Jesús estuviese con sus discípulos en la tierra no era apropiado que ellos ayunaran, llegaría el momento que el esposo les sería quitado y entonces ayunarían, caso que sucedió en la muerte de Jesús, pero la ausencia del esposo solo se dio por tres días, después de su resurrección y especialmente después del maravilloso derramamiento del Espíritu Santo no tendrían que ayunar en lamento porque no había causa o razones para hacerlo.

“Entonces vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan? Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán” Mateo 9:14.15.

En el Nuevo Testamento se registran casos fortuitos y selectos donde los creyentes ayunaron en ocasiones especiales, por ejemplo: Cuando Bernabé y Pablo fueron apartados para el Apostolado.

“Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. 2Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. 3Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron” Hechos 13:1.3.

Cuando constituyeron ancianos en nuevas congregaciones.

“Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído” Hechos 14:23.

Pero el ayuno no aparece en el Nuevo Testamento en una forma imperativa ni impositiva de parte de Dios como ordenanza devocional hacia el creyente, de modo que nadie puede ni debe establecer el ayuno como ejercicio en la vida devocional. El ayuno no se debe imponer ni prohibirse, eso queda a merced de cada creyente el hacerlo.

El caso registrado en Mateo 17:21, cuando Jesús mencionó la posibilidad que un demonio puede ser expulsado con oración y ayuno; el término ayuno fue añadido en las traducciones bíblicas ya que Jesús no hizo mención en este pasaje del ayuno como fuerza espiritual para echar fuera un demonio.

Si te sientes bien ayunando hazlo para Dios en forma personal, si no quieres ayunar nadie te puede obligar hacerlo. No te sientas mal cuando otros lo hacen y tú no lo haces.

Pablo en Romanos, 14:56 dice: “... El que come, para el Señor come,..., y el que no come, para el Señor no come.”

Lo otro que debemos tomar en cuenta es que Jesús no hizo del ayuno un estilo de vida, Jesús fue un hombre de oración pero el ayuno no formó parte de su vida devocional. Los cuarenta días de ayuno registrados en la Biblia se dieron por circunstancias debido al lugar donde Jesús estaba (en el desierto), el ayuno en Jesús no salió de la disposición de Él, las Escrituras son claras al decir que Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado no para ayunar, la abstención de alimento se dio por causa de las circunstancias y la condición en la que Jesús estaba, no fue un ejercicio devocional que salió de su disposición, el ayuno no era el estilo de Jesús y por esta causa era criticado (Mateo 11: 18-19), inclusive lo llamaban “comilón y bebedor de vino”.

“Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: Demonio tiene. Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón, y bebedor de vino,…” Mateo 11:18.19.

En otro caso es bueno resaltar que los creyentes no estaban obligados a ayunar en la celebración de la Cena del Señor. Esto se deja ver claro cuando Pablo corrige los abusos que se habían introducido sutilmente en dicha celebración, Pablo dijo: “Pues que, ¿no tenéis casas en que comáis y bebáis?...”.

Si observamos bien el pasaje podemos entender que Pablo para evitar ciertos abusos, los manda a comer y beber en casa antes de venir a la cena, no debe ser imperativo e impositivo el que le digamos a los creyentes que antes de tomar la cena hay que ayunar.

MOTIVOS Y FACTORES EQUIVOCADOS EN EL AYUNO

I) El ayuno no es un ejercicio que te lleva a la santidad, la santidad viene como producto de conocer la verdad de Dios y someterse a ella. El caso registrado en Isaías 58 ha sido muy mal interpretado y aplicado. Pasemos a analizar el pasaje para mayor comprensión.

“... ¿Por qué dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestra alma, y no te distes por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores.

He aquí que para contiendas y debates ayunáis y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en los altos.

¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga cama de silicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno y día agradable a Jehová?

¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libre a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?

¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?”.

Si analizamos bien el pasaje el término “ligaduras de impiedad” no es aplicable a las pasiones pecaminosas procedentes del alma que mantienen atado al hombre y que solo es librado de ellas a través del ayuno como forma o práctica para castigar al cuerpo. Aplicarlo de esa manera es descontextualizar el pasaje por completo y sacarlo de su verdadero sentido.

El término compuesto con el verbo “desatar ligaduras de impiedad” tiene que ver con:

El comportamiento correcto con aquellos a quienes venimos tratando malamente con ataduras que hemos impuesto injustamente, encarcelando por deudas a quienes no tiene con qué pagar.

Que se deje de humillar a la gente por la posición y el estatus que tenemos.

Que sea libre el esclavo que es retenido por las fuerzas por más tiempo que el de su esclavitud, y se rompa así todo yugo.

Que no solo han de ser sueltos los que son oprimidos injustamente bajo cualquier yugo, sino que debe quebrantarse el yugo mismo para que no vuelva a oprimir.

Dejando de hacer estas cosas dejaremos de tener a un pueblo atado y ligado por nuestro comportamiento impío. Esto indica: “desatar ligaduras de impiedad”

Nota: El término “desatar ligaduras de impiedad” no es aplicable a los resultados que se consiguen con el ayuno como medio de castigar al cuerpo para depurarlo de toda iniquidad o pecado para alcanzar la santidad, aplicarlo de esta manera es entrar en el mundo del masoquismo.

Factores y motivos equivocados que conducen al ayuno

I) Nunca se debe ayunar para alcanzar el favor de Dios. El ayuno no es un ejercicio que se usa como indulgencia o pago para alcanzar los beneficios de su gracia, quien tal haga está sobornando en un sentido a Dios y a su vez está cayendo en el terreno de la herejía y la apostasía. Nadie puede añadir un precio o sacrificio sobre el que Jesús pagó.

En cuanto a salvación y todo lo que ésta implica, ya se pagó un precio una vez y para siempre, ningún sacrificio humano incluyendo el ayuno puede sobrepasar al que Jesús presentó al Padre, presentarle a Dios ayuno como sacrificio para alcanzar su favor es tratar de ocupar el lugar que ya Jesús cubrió. Ayunar para alcanzar la gracia de Dios es caer en desgracia y esto es aborrecido por Dios (Lucas 18:12).

II) El ayuno no se debe usar como instinto de espiritualidad. El ayunar no es lo que determina la espiritualidad de un hombre, el nivel espiritual de individuo lo determina el fruto del Espíritu manifestado en él. Puedes ayunar todos los días del año pero si en ti no se deja ver el fruto del Espíritu serás el mismo carnal de siempre. Quítese la idea de que somos más espirituales que otros porque ayunamos más que ellos, el simple hecho de pensar de esa manera es una muestra de carnalidad.

III) El ayuno no se debe usar con el fin de presionar a Dios para alcanzar un objetivo, el hacer tal cosa es entrar en huelga de hambre.

Se conoce de un caso de una mujer que le dijo a Dios “hasta que tu no me respondas no abandonaré este ayuno”. Esto es tratar de torcerle el brazo a Dios, lo duro del caso es que a esta mujer la sacaron en un estado clínicamente crítico hasta el punto que perdió la vida.

Es doloroso ver hasta donde la ignorancia puede conducir a una persona. No uses el ayuno para presionar o manipular a Dios, Él no acepta cohechos.

IV) Si ayunas no hagas alarde de esto, el principio es que nadie se de cuenta que lo hiciste. Jesús en Mateo 6: 16.18, haciendo referencia al ayuno descrito en la Ley Mosaica en relación con el día de la expiación, y a cuyas prácticas los fariseos agregaron dos días, dijo:

“Cuando ayunéis, no seáis austero, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero cuando tú ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, si no a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”.

En esta ocasión Jesús no está haciendo correcciones al ayuno que se hacía en el día de la expiación que se practicaba una vez al año. Este ayuno era notorio en toda la nación ya que era un ritual entre ellos.

Jesús critica la actitud de los fariseos que para congraciarse declararon en lo personal ayunar dos días a la semana (lunes y jueves) de estos dos días ellos hacían alarde, Jesús les dijo: Si ustedes dispusieron en su corazón declarar estos días de ayuno para Dios, háganlo personal ya que esto no está descrito en la ley.

El principio se debe guardar en nuestros tiempos, si en lo personal quieres hacer ayuno para Dios, hazlo pero que nadie se de cuenta, cuida el motivo, por qué lo haces, para qué lo haces, y para quien lo haces.

En conclusión al tema del ayuno, Dios le da más importancia a la oración que al ayuno. Hechos 10:30.31 registra el caso de Cornelio el Centurión que hacía oraciones ante Dios y daba muchas limosnas y en medio de sus devociones ayunaba. Mientras él estaba orando y ayunando se le presentó un varón con vestiduras resplandecientes y le dijo: “Cornelio, tu oración ha sido oída y tus limosnas han sido recordadas delante de Dios”.

Mi pregunta es: ¿Por qué Dios no le dio al ayuno el reconocimiento y el valor que tuvo con la oración y la limosna de Cornelio? ¿No se hacían las tres en conjunto? Aquí hay verdades implícitas que muchos no quieren aceptar, según el pasaje, para Dios cuentan más tus oraciones y tus ofrendas ya que es algo imperativo, mientras que el ayuno no forma parte en la dispensación de la gracia como mandamiento de Dios, ni siquiera los apóstoles en las epístolas escribieron ni hicieron mención del ayuno como mandamiento. Mi objetivo no es quitarle el ayuno a la Iglesia, sino ubicarlos en la verdad para que cuando lo hagan no desagraden a Dios en la forma como lo hacen.

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Comentarios

  1. Excelente estudio!!! Maestro, nos vemos en Nva. Esparta dentro de poco. Julio M. Bendiciones!!!

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