¿PODRÁ UN CREYENTE MANTENERSE EN SANTIDAD?
Tome en cuenta que todas las demandas de Dios son hechos cumplidos en Él y posibles para el hombre, por lo que Dios nunca podrá demandar algo de ti que no puedas alcanzar.
Nuestra condición antes de conocer a Cristo, nos llevaba a tener una relación con satanás, y esta relación estaba representada en el parentesco que teníamos con él, es decir, éramos sus hijos ya que en nosotros estaba su naturaleza (muerte eterna), producto de la simiente de pecado que había en nosotros. Esto nos demuestra que dichas razones eran las que nos hacían y mantenías esclavo del pacado.
Si nuestra condición es ahora totalmente diferente porque somos hijos de Dios, tenemos su justicia, tenemos su vida, preguntémonos: ¿Qué es entonces lo que nos conduce al pecado?
Desde el punto de vista bíblico, podemos demostrar que Dios nos ha dado recursos para resistir la tentación que nos conduce al pecado, para así estar en total santidad. A menudo existe una serie de excusas que dan las personas que caen en pecado y que por dichas excusas quieren callar a la voz de la conciencia y se abstienen de luchar en contra de las practicas del pecado.
En una ocasión, un joven salmista de nuestra iglesia cometió un acto de fornicación, y en la conversación que sostuve con él le realicé la siguiente pregunta: ¿Cuáles fueron las causas que te hicieron ejecutar ese pecado? Y el joven dio una respuesta compuesta por cuatro elementos, que vienen siendo las excusas a las que me refiero. Dichas respuestas son:
Somos pecadores- Somos humanos- No pude con la tentación. Sentí que Dios me dejó solo. Éstas son las respuestas más comunes que dan las personas que han pasado por una situación semejante. Argumentos que son debatidos y que no tienen peso como para no luchar en contra del pecado. Veamos el desglose de cada uno de ellas.
>En cuanto a que somos pecadores: En ninguna parte de la Biblia aparece la afirmación de que somos pecadores, dice que somos la justicia de Dios en Cristo Jesús. La posición que nos da la Biblia es la de justos, no de pecadores. Pecadores son aquellos que no han nacido de nuevo. Nosotros no somos pecadores, nosotros pecamos, que son dos cosas muy diferentes. Pablo dijo que ya el pecado como estado no se enseñoreará más de nosotros (Romanos 6:14).
Debemos estar bien claros en estos términos, aquellos cuya condición es pecadora, no pecan, viven en el pecado y se deleitan en el. A aquellos que estamos en la condición de justos, el pecar no nos hace pecadores; es decir, los únicos que se ensucian son aquellos que están limpios ya que los sucios siempre están sucios. Esto es una verdad absoluta que la registra el apóstol juan en sus epístolas. Analicemos el pasaje.
“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”.1 juan. 2:1.
“Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a El mentiroso y su palabra no está en nosotros”. 1 juan. 1:10.
En cuanto a nuestra condición humana: Veamos lo que registra la carta de los Hebreos 4:15: En este pasaje podemos observar que Jesús siendo tan humano como nosotros, resistió toda tentación y fue hallado sin pecado.
“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”. Hebreos.4:15.
No podemos aferrarnos a nuestra condición humana como una excusa para pecar, o no luchar en contra del pecado, la mayor evidencia y el mejor ejemplo que tenemos para resistir la tentación en nuestra condición humana, es precisamente la que nos dio Jesús, al resistir la tentación estando en nuestra misma condición.
Decir que el pecado tiene poder sobre nosotros por nuestra condición humana aún después de estar regenerados, es atribuirle más poder al pecado que a la capacidad en la cual fuimos creados para que nos enseñoreásemos de todas las cosas incluyendo el pecado. Si entendemos esto, podemos decir entonces, que la debilidad para pecar no está en la condición humana.
La otra prueba contundente es que satanás y las criaturas celestiales que pecaron, no tenían condición humana en ninguna manera e igualmente pecaron.
> En cuanto al no poder con la tentación: 1ª Corintios 10:13 dice que Dios no dejará que tú seas tentado más de lo que puedas resistir, esto indica, que si mil tentaciones vienen a diario, mil tú puedes resistir. satanás como tentador, tiene límites en la tentación, no te puede tentar más de lo que tú puedas resistir.
“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”.1 Corintio. 10:13.
>En cuanto al abandono de Dios en el momento de la tentación: En 1ª Corintios 10:13, el apóstol Pablo es muy claro en el asunto al decir que Dios nos da la salida en el mismo momento que estamos siendo tentados por satanás, en este caso, tenemos el auxilio y los recursos de Dios para salir ilesos de la tentación, satanás no es un ser supremo o soberano para obligarme a hacer cosas que yo no quiera hacer, ni siquiera Dios lo hace, mucho menos satanás que no tiene potestad para hacerlo. De modo que satanás sólo tiene permitido presentar la oferta, de nosotros depende si la tomamos o la dejamos.
Todas estas observaciones indican que la condición de un creyente sumergido en el pecado, se da por la falta de formación en el alma, que es un incidente progresivo y en la mayoría de los casos paulatino. Dicho incidente tiene que ver con:
> Renovación de la mente
> Quebrantamiento de la voluntad.
>Canalización de las emociones.
El deseo y la disposición de querer ser santo para agradar y honrar a Dios, son factores determinantes que no nos dejaran claudicar hacia dicha meta, si esto falta (deseo y disposición) no seguiremos en la lucha. Creer que la santidad es inalcanzable es una gran tentación en contra del objetivo, es una mentira interna llena de escapismo que nos conducirá a resignarnos a la vida de pecado, si podemos ser santos porque Dios da la gracia y los medios para tal fin, Dios no falla.
Muchos han sido los grandes pecadores que llegaron a ser santos, pero en medio de sus tropiezos se levantaron, y erguidos pusieron su mirada en aquel que es pura santidad, y vencieron y pasaron hacer hombres grandes en la historia de la iglesia. Nunca nos desanimemos ni nos resignemos al pecado, nunca olvides aquel que dijo: “Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse;…”(Proverbios 24:16.) Que fue el mismo el que dijo: “…y si tu hermano siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale “(Lucas 17:4) “Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿Cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? 22Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete” (Mateo 18:22)
Este es el carácter, el deseo y la disposición de Dios, perdonarnos el pecado no importando las veces que lo hagamos, y el tipo de pecado que cometamos. Aunque los daños que se den por el pecado en algunas veces son irreversibles, el perdón lo tenemos seguro. Dios no acumula pecado.
Palabras finales al tópico.
En conclusión, toda nuestra alma tiene que ser santificada por Dios para conducirnos en Santidad. Antes nosotros pecábamos porque la simiente del mal -que es el estado de pecado que estaba en nosotros-, la muerte espiritual, era nuestra naturaleza; por ley éramos hijos del diablo. En nuestro caso la condición es diferente: en nosotros no está el pecado, está la justicia; no está la muerte, está la vida; no somos hijo del diablo, sino de Dios. Entonces mi pregunta es ¿Por qué pecamos?
La respuesta es: por no tener un alma santificada. Por eso es necesario que Dios pueda renovar la mente, quebrantar la voluntad y tomar las emociones del hombre, para llevarlo a la Santidad.
No olvidemos que la Santidad en el Espíritu es instantánea, en el alma y en el cuerpo es progresiva, y en parte depende de nosotros.
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