PALABRA DE ILUMINACIÓN.
TEMA: ¿QUÉ INDICA TENER FE?
PRIMERA PARTE.
DR. MAESTRO: JOSE N. BRICENO
A.
¿QUÉ INDICA TENER FE?
Caminar en lo que Dios ha
dicho y establecido en su Palabra; es no depender de lo que los sentidos
físicos te digan en contra de la verdad de Dios. Toda información que te den
los sentidos físicos debes filtrarla por la Palabra. Si lo que ves, oyes,
sientes, gustas y hueles no está en línea con lo que Dios ha dicho acerca de tí
no lo aceptes. Tú eres lo que Dios dice que tú eres, tú tienes lo que Dios dice
que tú tienes, y puedes lo que Dios dice que tú puedes. No importa que tus
sentidos te digan lo contrario a lo que has creído por la Palabra; no te
olvides que la fe es la certeza, la seguridad, la convicción, y la evidencia
que te asegura que las cosas son tuyas aunque no las veas. La fe, es ese poder
espiritual que Dios ha depositado en tu espíritu el cual debe emanar para darle
manifestación en el mundo físico de lo que ya en el mundo espiritual es un
hecho. La fe es el único sentido que
nos permite movernos en el mundo espiritual y aun ver lo que no hemos
visto. Así lo describen las Escrituras.
“No
mirando las cosas que se ven, sino que las que no se ven”. 2ª Corintios
4:18.
¿Cómo
puedes mirar lo que no se ve? Por fe.
“Por
la fe Moisés se sostuvo como viendo al invisible”. Hebreos 11:27.
¿Cómo se
puede ver al invisible? Por fe.
Alguien
dijo que “andar por los sentidos es vivir en Adán, caminar en fe es vivir en
Cristo”. Los sentidos son siervos que Dios le dio al hombre para que se
sirviera de ellos, no para que le sirviera a ellos. En el Huerto del Edén, por
causa del pecado, se tergiversaron los principios; la función de los sentidos
cambió; el hombre en vez de ser amo de los sentidos, pasó a ser esclavo de los
sentidos.
Smith
Wiggleworth, el apóstol de la fe, fue un hombre que entendió estas verdades y
caminó en ellas, hasta el punto que cuando le preguntaban cómo estaba y cómo se
sentía, Smith siempre respondía: “Nunca le pregunto a Smith cómo está y cómo
se siente; siempre le digo cómo debe estar y cómo se debe sentir.
Independientemente el cómo me sienta, yo siempre estoy bien”.
El Apóstol Pablo dijo: “Por fe andamos y no por vista”. (2ª
corintios 5:7)
Jesús dijo
lo mismo: “Bienaventurados los que creyeron sin haber visto”. (Juan
20:29).
Estos dos
pasajes muestran un denominador común que se da en un hombre que camina y
depende de la fe en Dios y que no depende de los sentidos. El vivir en fe no es
fácil, porque es andar en contra de un mundo que se rige y se mueve bajo un sistema,
que está totalmente en contra del sistema de Dios, pero nunca olvides que el
lenguaje de la fe dice que: “La fe no mira las circunstancia, la fe pasa
sobre ellas”. Le fe no mira las circunstancias, la fe cambia las circunstancias.
Para mejor comprensión de lo antes dicho, voy a relatar una historia que vi en
un documental que hacía referencia a la fe.
Se cuenta
de una niña que daba voces de auxilio estando en el segundo piso de un
edificio. En el primer piso se había desatado un conato de incendio, y su padre
-perteneciente al cuerpo de bomberos en la localidad- atendió el llamado de
alarma; al llegar al sitio, se percató de que se trataba del edificio donde él
residía, y la niña que daba voces de auxilio, era su hija. En la emergencia del
caso no daba tiempo de habilitar la escalera mecánica para hacer el rescate, su
padre se puso en la planta del edificio y le dijo a su hija:
“Hija
es tu padre quien te habla, estoy exactamente debajo de ti, en tu misma
dirección, lánzate que yo te espero en mis brazos”. La niña al
reconocer la voz de su padre le respondió: “papá, el humo y el fuego no me dejan verte,
pero te creo”. La niña en plena confianza a la voz de su padre se lanzó
y fue recibida en los brazos de su progenitor y fue salvada.
Éste es el
lenguaje de la fe. En ocasiones no vamos a ver a Dios, pero basta con una palabra
que Él nos dé para lanzarnos a sus brazos.
Alguien dijo: “Vivir
en fe me lleva a ser un hombre espiritual con experiencias humana; pero el
vivir en los sentidos me lleva a ser un ser humano con experiencias
espirituales”.
A continuación, voy a dar ejemplos fundamentados en la
Palabra de lo que indica vivir en fe.
Primer ejemplo: “...Cuando terminó de hablar,
dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo
Simón le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos
pescado; más en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho,
encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía”. (Lucas
5:4.6).
Lo
que hizo posible el resultado de la pesca fue que Pedro no se dejó llevar por
los sentidos o por las apariencias, sino que depositó su fe en una palabra que
Jesús le dio, concerniente a la pesca. Él les dijo: “…Echad vuestras redes para pescar”. Pedro le respondió sin
negar las circunstancias, pero lleno de fe: “Maestro toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; más
en tu palabra echaré la red”. Y por causa de esa disposición que
Pedro tuvo en fe, encerraron una gran cantidad de peces. Las circunstancias y
los sentidos le decían a Pedro que no había peces, pero la fe que tuvo en la
Palabra del Maestro determinó otra cosa, que trajo grandes resultados.
Segundo ejemplo: “Entrando Jesús en Capernaum,
vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi criado está
postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le
dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor, no
soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mí criado
sanará… Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y
su criado fue sanado en aquella misma hora. Mateo 8:5.13.
Si analizamos el caso, tomando en cuenta
las costumbres, un judío no debía entrar a la casa de un gentil, ya que su
morada se consideraba inmunda. Cuando Jesús le hace la propuesta al centurión
para ir a su casa, el centurión se negó, pero soltó una palabra que llevaba
implícita la fe, y le dijo: “…Solamente di la palabra, y mi criado
sanará”, Jesús al escuchar lo dicho por el centurión dijo: “Ve,
y como creíste, te sea hecho…”. Dios sólo espera que tú deposites tu fe
en una Palabra que Él te ha dado, independientemente de que las circunstancias
y los sentidos te digan lo contrario.
Tercer
ejemplo: “Aquel día, cuando llegó la
noche, les dijo: Pasemos al otro lado. Y despidiendo a la multitud,
le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas. Pero
se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal
manera que ya se anegaba. Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un
cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que
perecemos? Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar:
Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. Y les
dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?” (Marcos 4:35.40).
El pasaje afirma que Jesús al subir a la
barca le dijo a sus discípulos: “Pasemos al otro lado”. Esta palabra
era suficiente para que los discípulos no temieran ante cualquier
circunstancia. Al no haber escuchado o tomado en cuenta esta palabra, los
embargó el temor y la duda, dejándose llevar por los sentidos y las
circunstancias. Al despertar Jesús reprendió la tempestad, el mar se aquietó, y
le dijo a sus discípulos: “¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no
tenéis fe?”.
“Tú tienes dominio sobre
la braveza del mar; Cuando
se levantan sus ondas, tú las sosiegas”. Salmo.89:9.
Analizando bien los pasajes podemos
determinar, que andar en fe es no depender de los sentidos ni de las
circunstancias que nos rodean en el aspecto negativo, sino de lo que Dios ha
dicho y establecido en su Palabra. Si Dios lo decretó y lo determinó, no hay nadie que pueda negar esa verdad.
Nuestra
victoria no la determinan las circunstancias, ni se obtiene a través de los
sentidos, nuestra victoria ya fue determinada en lo que Dios ya hizo y está decretado
y establecido en su Palabra.
La fe te dice que lo que Dios ha dicho
acerca de ti es una verdad irrefutable, independientemente de la información
que te den los sentidos físicos, es decir, independiente de lo que oigas, veas,
huelas o sientas, o gustes. Tú eres lo que Dios dijo que tú eres; tú tienes lo
que Dios dijo que tú tiene; y tú puedes lo que Dios dijo que tú puedes. Cuando
lo que me dicen, en contra de la verdad de Dios, no me roba la paz, la
confianza ni la seguridad, entonces estoy caminando en fe.
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