EL FUERZA DE LA PROPICIACIÓN

EL FUERZA DE LA PROPICIACIÓN.

La palabra del griego es “Jilasterion” de donde se deriva el término propiciar, propicio, que indica apaciguar, volver favorable, conciliar. 

En su más amplio concepto, propiciar indica: Calmar la ira de un Dios ofendido, y está relacionado con la compasión y la misericordia (Romanos 3:25. Hebreos 8:12. 1ª Juan 2:2; 4:10).

Hebreos 8:8.12 Dice: “Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, en que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo Pacto; No como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos no permanecieron en mi pacto, y yo me desentendí de ellos, dice el Señor. Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel: Después de aquellos días, dice el Señor, pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo; y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos. Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades”. 

El término “propiciación” viene de “propiciatorio” que era la tapa o cubierta del arca del pacto que se encontraba en el lugar santísimo.

Para tener mejor comprensión del acto de propiciación, debemos estudiar qué es el propiciatorio, y qué función tenía en el Lugar Santísimo.

El Propiciatorio era una plancha de oro puro que cubría el Arca del Pacto, medía más de un metro de largo y setenta centímetros de ancho (Éxodo 25:17; 37:6). Tenía un querubín labrado a cada extremo, los cuales estaban frente a frente y sus alas extendidas se tocaban en el punto central superior (Éxodo 25:18.20; 37:7.9). El Propiciatorio estaba sobre el Arca del Pacto, situada detrás del velo en el lugar Santísimo (Éxodo 26:34; 30:6).

El lugar Santísimo era donde Dios moraba y hacía acto de presencia manifestando su Gloria. La sangre de la expiación era rociada por el Sumo Sacerdote sobre el Propiciatorio una vez al año. Sobre la sangre descendía el fuego de Dios en forma literal y la consumía en su totalidad, descargando toda su ira en señal de reconciliación por el período de un año (Levítico 16:2.34).

Cuando Pablo en Romanos 3:25 dice: “A quien Dios puso como propiciación...”, estaba haciendo referencia a Jesús. Debemos aclarar que el término propiciación no aparece en los textos originales, el que aparece es Propiciatorio, indicando la semejanza de lo que Jesús hizo. Él fue el propiciatorio humano, donde se derramó la sangre, sobre quien cayó la ira de Dios.

Según este acto de Propiciación que se dio en Jesús, nosotros como regenerados en Dios, no somos hijos de ira sino de bendición (Efesios 2:3. 1ª Tesalonicenses 1:10; 5:9). 
Lo otro que hay que entender es que Dios no está molesto o disgustado en lo absoluto con el mundo como muchos lo han pregonado en sus predicaciones, anunciando un mensaje de condenación sobre las naciones, causando intimidación y temor, dejando de anunciar el verdadero mensaje que conlleva a la Salvación que son las “Buenas Nuevas”.

En el desarrollo de su ministerio, Jesús hizo acto de propiciación al evitar que los discípulos hicieran descender fuego del cielo sobre una aldea que no los recibieron.

“Y envió mensajeros delante de él, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos. Mas no le recibieron, porque su aspecto era como de ir a Jerusalén. Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma? Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea”. (Lucas 9:52.56)

Esto lo hizo Jesús antes de hacer acto de propiciación en la cruz, ¿qué nos hace pensar que después de que Dios haya amado al mundo, y por causa de esto haya entregado a su único hijo, descargando sobre Él toda su ira, va a arremeter con ira en contra de ese mundo que amó? Pensar de esa forma, es no entender la fuerza que tuvo el acto de Propiciación que se dio en Jesús entregando su vida, derramando su sangre en el calvario.

Nunca nos olvidemos de esta verdad, que aunque parezca paradójico, ese Dios que no cambia, su carácter cambió en la cruz. Dios depositó toda su ira sobre su hijo para no descargarla sobre nadie. A esto se le llama: Propiciación.

“Oh Jehová, Dios de mi salvación, Día y noche clamo delante de ti. Llegue mi oración a tu presencia; Inclina tu oído a mi clamor. Porque mi alma está hastiada de males, y mi vida cercana al seol. Soy contado entre los que descienden al sepulcro; Soy como hombre sin fuerza, Abandonado entre los muertos, Como los pasados a espada que yacen en el sepulcro, de quienes no te acuerdas ya, y que fueron arrebatados de tu mano, me has puesto en el hoyo profundo, en tinieblas, en lugares profundos. Sobre mí reposa tu ira, Y me has afligido con todas tus ondas”. (Salmo 88:1.7)

Si analizamos Juan 3:16, hay unas propiedades y características producto del amor de Dios a favor del hombre caído. Leamos y analicemos, el texto dice lo siguiente:

>“Porque de tal manera”--- La inmensidad de su amor.
>“Amo Dios al mundo”---- El objeto de su amor.
>“Que ha dado”------ El despojo de su amor.
>“A su hijo unigénito”---- La dádiva de su amor.
>“Para que todo aquel que en él cree”----- Lo universal de su amor.
>“No se pierda”----------- El rescate de su amor.
>“Más tenga vida eterna”----------- La recompensa de su amor.

Si éste fue el sentir de Dios (amarnos) antes de rescatarnos en nuestra condición caída, cuanto más ahora que somos sus hijos.

Por esta razón es que Pablo dice que nosotros estamos llamados a reconciliar al mundo con Dios, no a Dios con el mundo, porque Él a causa de la Propiciación que se dio en Jesús, quedó reconciliado con el mundo; Dios no tiene problemas con el mundo, el mundo lo tiene con Dios. 

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo,…”. (2 ª Corintios 5:18.19) 

Nota: Te dejo un link que te llevara a youtube para que escuches un mensaje que tiene relación con la propiciación. ///Bendiciones///


http://www.youtube.com/watch?v=TWQTYmhmPPc&feature=youtu.be


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