MINISTERIO DE LA ENSEÑANZA Y LA EVANGELIZACION.
“JESUS SOBERANO SEÑOR”
PALABRA DE ILUMINACIÓN.
TEMA: LA FE LOS SENTIMIENTOS Y LAS EMOCIONES.
DR. MAESTRO: JOSE N. BRICENO A.
LA FE LOS
SENTIMIENTOS Y LAS EMOCIONES.
En
las emociones se encuentra el estado anímico de los hombres que se activa a
través de los sentidos físicos. Cuando un hombre vive y depende de las
emociones en el aspecto negativo, su carácter no está preparado para el camino
de la fe. La dependencia de las emociones en el aspecto negativo para ejercer
fe, afecta sentimentalmente a una persona, y es la vía segura para el fracaso
en el camino de la fe. Debemos entender que Dios nunca ha trabajado con gente
que dependa de las emociones. Pablo nunca dijo yo sentí del señor, el dijo “yo
recibí del señor”, porque de Dios no se siente, de Dios se recibe por el
Espíritu a nuestro espíritu.
Las emociones: Es
el estado afectivo que transforma de un modo momentáneo, pero brusco, el
equilibrio de la estructura psicofísica del individuo, según la información que
perciben los sentidos.
Las emociones: Son
fenómenos psicofisiológicos que representan modos eficaces de adaptación a
ciertos cambios de las demandas ambientales.
Las emociones: Son
todos aquellos sentimientos que se producen dentro del individuo y como una
energía son capaces de transformar, impulsar o influenciar la vida de éste. Las
emociones se exteriorizan en la vida de un ser en lo que se conoce como
sentimientos.
Los
sentimientos: Son el resultado de una emoción a través de la cual el
consciente tiene acceso al estado anímico propio del individuo.
Debes entender que todos estos
sentimientos afectan psicofísicamente al individuo “para mal” en el ejercicio
de la fe. Psicológicamente estos son dos grandes enemigos que
tiene una persona para vivir en fe, los sentimientos y las emociones cuando no
han sido canalizadas por la Palabra. La Biblia nos da testimonios de hombres
que sentimental y emocionalmente fueron golpeados y atribulados, pero nunca se
detuvieron en la fe; avanzaron y cumplieron sus objetivos pese a las
circunstancias. Tenemos el ejemplo de Jesús, después de haber pasado por la agonía en el
Getsemaní considerada como una de las
fuertes registradas en el aspecto psicológico. Tuvo que pasar por la
tortura romana, considerada físicamente como una de las más fuertes de aquellos
tiempos, soportando:
Ø ciento veinte latigazos, con látigos tenían en la
punta pedazos de hueso o metal, que al pegar sobre la humanidad rasgaban la
carne.
Ø Una corona de espina sobre el cuero
cabelludo, cuyas espinas succionaban la carne.
Ø Luego el cargar un madero que su
peso aproximado era de setenta (70) kilos, y llevarlo aproximadamente un
kilómetro a las afuera de Jerusalén, a un lugar llamado el Gólgota;
Ø Ser clavado con clavos cuadrados
con la punta roma, que tenían unas medidas aproximadas de trece pulgadas, los
cuales debían traspasar, la humanidad completa hasta llegar al otro lado, y
para complementar la tortura física lo traspasaron por un costado con una
lanza;
Ø y adicionalmente, Dios cargó sobre
Él, en su inocencia, el pecado y la enfermedad de la humanidad, para después
sentir la separación de Dios, por causa del estado de maldición en la que cayó.
Con todo
esto, Jesús levantó su rostro y dijo: “Todo estaba consumado”. Siempre lo he dicho: la única forma
que deje de hacer lo que Dios me mandó hacer, es que sufra su abandono, porque
sin Él nada podemos hacer. Por esta causa admiro la valentía de Jesús en fe,
que aunque el Padre lo dejó, Él no se detuvo, siguió adelante alcanzando el
objetivo por la fe, y llegó a ser autor y consumador de ella.
Por la fe,
Abraham ofreció a Isaac en sacrificio siendo obediente sin vacilación alguna, a
la orden recibida por Dios. (Hebreo. 11: 17) Si observamos con detenimiento el
testimonio escrito en el texto sagrado, en el momento que Dios le pide Abraham
el sacrificio de Isaac, la forma el como Dios redunda al hacer referencia de
Isaac, muestra el lugar que tenía Isaac en el corazón de Abraham. Analicemos el
relato.
“Aconteció
después de estas cosas, que probo Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y el
respondió: Heme a qui. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu unigénito, a
Isaac, a quien amas… y ofrécelo en holocausto…” Hebreo.
22.1:2.
Pero en
adición a esto, según algunos historiadores, Abraham tubo que tener una
conversación con Isaac para proceder al sacrificio, informándole que el
sacrificio iba hacer el. En esto podemos ver la fe de ambos, que, en lo
sentimental y emocional no se ataron, estuvieron dispuesto a obedecer a Dios en
fe, independientemente del lazo familiar que en forma estrecha los unía. La fe
del patriarca estuvo, en la promesa que el Eterno le había dado, cuando le
dijo: “En Isaac te será llamada descendencia;…”
(Hebreos. 11:17.19)
>Otro gran ejemplo lo tenemos
en la madre de Moisés, que escondió a su hijo por tres meces, para protegerlo
de la muerte de los niños al edicto dado por el faraón, y a adición a eso,
soltarlo en el rio confiando en el cuidado del del Dios Eterno. (Éxodo. 2:1.3
-Hebreo. 11:23)
>Otro
ejemplo es el de hombres como el
apóstol Pablo, quien a pesar de sus
padecimientos no se detuvo. Padecimientos que están registrados en la Palabra,
detallados por él mismo:
“Además de las afrentas, en necesidades, en
persecuciones, en angustias, en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajo,
en desvelos, en ayunos, en deshonra, me han dado mala fama los engañadores, como moribundos
más he aquí vivimos, como castigados mas no muertos, como entristecidos más
siempre gozosos, como pobres más
enriqueciendo a muchos, como no teniendo nada más poseyéndolo todo; en
cárceles, en peligro de muerte muchas veces. azotes sin números. De los judíos
cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno; tres veces he sido azotado
con vara; una vez apedreado; tres veces he sufrido naufragio, un día y una
noche he estado como náufrago en alta mar, en peligro de
ríos, en el camino muchas veces en peligro de ladrones, peligro de los de
mi nación, peligro de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el
desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajos, en
fatiga, en muchos desvelos, en hambre y en sed, en frío y en desnudez,
despreciado, perseguido, difamado, hecho como la escoria del mundo, el desecho
de todos hasta hoy lo soy”
=Pablo fue perseguido en Damasco.
=Rechazado
en Jerusalén
=Olvidado
en Tarso.
=Apedreado
en Listra.
=Azotado,
atacado y preso en Éfeso.
=Expulsado
en Tesalónica y en Verea.
=Tomado
como impostor en Atenas y en Corito.
=Puesto
en prisión en Jerusalén.
=Acusado
en Cesárea.
=Víctima
de naufragio en el viaje a Roma.
=Mordido
de serpiente en la Isla de Malta.
=Preso
injusta mente en Roma
=Morir decapitado sin derecho a la
defensa.
Él en lo personal afirma traer en su
cuerpo las Marcas de Cristo. Gálatas. 6:17.
El término “Marcas” usado en el
pasaje es del griego “Stigma” que indica las impresiones
que se hace con un hierro candente. Es probable que el apóstol haga referencia
a los sufrimientos físicos, ataques y persecuciones que había padecido por
proclamar a Jesús como el Mesías y Señor en el desarrollo de su ministerio. Pero
sobre todas estas cosas, Pablo pudo dar un cántico de victoria y decir:
“TODO LO PUEDO EN CRISTO QUE ME FORTALECE” Filipenses 4:13 .
Otro de los grandes ejemplos de fe que
tenemos en el Antiguo Testamento es la vida de Job, quien después de haber
pasado por la desgracia y la tragedia más grande registrada en la vida de los
patriarcas, no negó la integridad de Dios, ni blasfemó en contra del Creador.
De su boca salieron expresiones llenas de fe y de adoración. En medio de la
confusión y la desesperación pudo expresar:
“…Aunque Él me matare en Él esperaré;… yo sé
que mi Redentor vive”. (Job 13:15; 19:25)
Smith Wiggleswort dijo: “No puedo entender a Dios a través de los sentimientos y las emociones sino
a través de su Palabra en fe”.
Con este punto, no pretendo anular tus sentimientos y las emociones,
o que dejes de ser sentimental,
sino que aprendas a alinear tus
sentimientos y emociones con la Palabra. Si Abraham se hubiese dejado dominar por los sentimientos cuando Dios le dijo que ofreciera en holocausto a su hijo Isaac,
hubiese perdido la bendición de Dios. Abraham no vaciló, se levantó muy de mañana
ante las órdenes de Dios, quizás con mucho dolor, pero sin vacilación
alguna; se levantó en fe y en obediencia y esto le trajo grandes bendiciones
porque agradó a Dios. Los sentimientos y las emociones no nos afectarán cuando
están alineados con la Palabra.
Si sentimental y emocionalmente te
sientes: desanimado, oprimido, deprimido, desilusionado, angustiado,
sin esperanzas; sigue adelante que tú Redentor vive.
Si moralmente te sientes: despreciado,
traicionado, defraudado, censurado, difamado, ignorado, acuérdate del salmista
que dijo: “aunque mi madre y mi padre
me dejaren, con todo, el Señor me recogerá”. (Salmo 27:10)
Si físicamente te
encuentras: enfermo, agotado o estresado;
sigue adelante porque el Señor es tu Sanador y Él te dará fuerzas como el
águila. (Isaías 40:20.31).
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