MINISTERIO INTERNACIONAL DE LA ENSEÑANZA Y LA EVANGELIZACIÓN.
" JESÚS SOBERANO SEÑOR"
DR. MAESTRO: JOSÉ N. BRICEÑO A.
SU PERSONALIDAD.
A veces cometemos el error de
confundir personalidad con visibilidad, la personalidad no es un atributo del
cuerpo sino del espíritu. La verdadera persona en un individuo no puede ser
vista por los hombres, lo que notros vemos en un individuo es el cuerpo que es
una vestidura del su espíritu, el cuerpo es un eslabón que lo conecta con el
mundo físico. Reitero, el verdadero ser del hombre no es su cuerpo sino su
espíritu, El hombre es un espíritu, que tiene un alma, y vive en un cuerpo.
Estos son los mismos principios que se dan en la persona del Espíritu Santo, con
la diferencia que Él no posee un cuerpo.
Los términos “Espíritu de Dios” o
“Santo Espíritu” no sugieren por sí solos la personalidad del Espíritu Santo,
pero no podemos negar que el Espíritu Santo es una persona. Sólo se le puede dar el apelativo de persona
a quien tenga una personalidad y ésta es y se desarrolla en la mente, la
voluntad y las emociones. Quien tenga menta, voluntad y emociones se puede
considerar una persona. La escritura sagrada presenta al Espíritu santo como
alguien no como algo, Él no es un objeto es un sujeto. Aunque en las Escrituras
se hace referencia al Espíritu Santo en forma simbólica en comparación a los
efectos tales como: el viento, el fuego, el agua, Él no es un efecto es una
persona.
Si hacemos un análisis en las
Sagradas Escrituras indagando la vida del Espíritu Santo, nos daremos cuenta
que en ellas vamos a conseguir el testimonio de un Espíritu que tiene mente,
voluntad y emociones, que lo caracterizan como una persona.
El Espíritu Santo: Investiga,
revela, enseña, guía, redarguye, convence, testifica, intercede, da órdenes,
ayuda, consuela, escudriña, se contrista, se apaga, se le puede mentir, se
puede blasfemar en contra de Él, se puede tener comunión con Él.
Además de esto, se le presenta
sosteniendo con otras personas tales relaciones que implican su propia
personalidad, y se le coloca en yuxtaposición con los apóstoles (Hechos 15:28)
y con Cristo (Juan 16:14). Quien hace esto, no puede ser un mero poder o una
simple influencia, un efecto; debe ser una persona.
Una exégesis que se haga en
forma muy sana de algunos textos que vamos a transcribir, requiere que el
Espíritu Santo sea considerado una persona. Textos tales como: Isaías
11:1; 63:10. Juan16:8; 16.14; 16.17.
Hechos 8:29; 15:28. Romanos 8:14; 8:26. 1ª Corintios 12:11. 2ª Corintios 13:14.
SU CARÁCTER.
El carácter del Espíritu
Santo está reflejado en gran parte de las escrituras sagradas, pero con mayor
propiedad, lo dejo plasmado en revelación el apóstol Pablo en la carta que
escribe a los gálatas, analicemos el pasaje.
Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los
deseos de la carne. 17 Porque
el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la
carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. 18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis
bajo la ley. 19 Y manifiestas son
las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos,
celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21 envidias,
homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las
cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales
cosas no heredarán el reino de Dios. 22 Mas
el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza. Gálatas.5:16.23.
El segmento que comienza el desarrollo
para presentar el fruto del Espíritu emprende con el articulo determinado El
y lo presenta en singular, dando a entender que se está refiriendo a un carácter, que llevan implícitas unas propiedades que
reflejan lo que el Espíritu Santo es por naturaleza. ¿Qué es el Espíritu Santo? Es amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Reitero, el
singular para hacer referencia al fruto del espíritu, tiende a poner de relieve
la unidad y coherencia de la vida del Espíritu reflejada en un hijo de Dios
como su morada, en contraste a la vida inestable y desorganizada que se vive en
los dictámenes de la carne. Es inconcebible, inadmisible, inaceptable,
contraproducente, paradójico; que un hijo de Dios en el cual more el Espíritu
Santo, no se deje ver, reflejar, la naturaleza del Espíritu. El verdadero
sentido de vivir una vida en el Espíritu, es que el Espíritu Santo pueda
reflejar al mundo su carácter, su personalidad, sus propiedades, pueda
manifestar lo que Él es. Por esta causa, usted me pone a escoger entre un
creyente que tenga dones uno que tenga y refleje el fruto del Espíritu, me quedo
con el que tiene el fruto, el diablo puede imitar los dones del Espíritu, pero
nunca podrá imitar ni manifestar el fruto del Espíritu Santo.
Para mayor comprensión de estas
propiedades endógenas e intrínsecas en el Espíritu, debemos hacer un análisis
etimológico del significado de cada una, y poder tener una percepción absoluta
de los valores de cada una de esas propiedades que forman parte del carácter
del Espíritu Santo. De todas ellas, en este estudio solo hare análisis al amor
como fundamento de las demás.
El
amor.
El amor como propiedad del Espíritu
Santo, es la virtud más significativa y de mayor valor que cualquier otra. Si
usted pone al Espíritu Eterno a escoger entre el ser omnisciente, omnipotente,
omnipresente, infinito, eterno, en contraste con el amor; Él tendría
preferencia con el amor. Él dejaría todas esas propiedades, pero nunca dejaría
de amar, en esto podemos ver la fuerza, la propiedad, la sustancia, el valor
incalculable que tiene el ágape de Dios.
Esto que acabo de expresar en relación a
las propiedades divinas del Espíritu Santo incluyendo el amor, está registrado
en el texto sagrado. El apóstol Pablo dejo plasmado en un supuesto negado, que
si yo tuviera la capacidad de ser omnisciente como lo es Dios y no tengo amor
nada soy. si entendiese todos los misterios y toda ciencia, y no
tengo amor, nada soy.
(1
Corintio. 13:2).
Esta
verdad esta demostrad en la vida del Señor Jesucristo mientras estuvo en la
tierra en el ejercicio de su ministerio, por los incidentes de la kénosis
y la Plrosis que se dieron en su vida, Él dejo de operar en la omnisciencia,
pero nunca dejo de amar.
Lo que movió al Dios Eterno a enviar a su
hijo a rescatar una humanidad enajenada vendida al pacado fue el amor.
(Juan.3:16) El amor lo llevó a tener compasión, moverse a misericordia,
manifestar su gracia, dándonos su perdón, regenerando por completo, y nos llevó
hacer sus hijos.
El amor es propiedad del Espíritu Santo,
es parte de su ser. El Espíritu Santo no tiene amor, Él es amor. El amor como
propiedad del Espíritu, tiene un grado de infinidad, no tiene medida, el amor
que mora y emana del Espíritu Santo es pura divinidad, por tanto, contiene
intrínseca y endógenamente unas características que son propiedad del Espíritu
Eterno, y están reveladas en la primera carta que escribió Pablo a los corintio
en su capítulo trece. Analicemos cada una de ellas.
Es sufrido: que indica paciente.
Es benigno: está relacionado con el servicio, encierra la bondad, la afabilidad, la
benevolencia, la gentileza, la cortesía, la cordialidad, la buena atención;
tiene que ver con el ser útil.
No es envidioso: En el amor, no hay
sentimiento negativo de disgusto producido por ser testigo de la prosperidad de
otro.
No es jactancioso: No
es fanfarrón, charlatán, no se alaba a sí mismo, no es arrogante,
no es soberbio, no se sobrepone
ante los demás, no es humillante.
No
hace nada indebido:
No es indecoroso, no hace
nada vergonzoso, deshonroso, indecente.
El amor tiene respeto por sus
semejantes.
No busca lo suyo: No es egoísta. El amor no halla su felicidad a expensas del fracaso de
otros. El amor motiva a buscar
el bienestar de otros,
con trabajo, abnegación, sacrificio. El
amor y el egoísmo no son compatibles.
No se irrita: Tiene dominio propio, es proactivo, tiene la
capacidad de no enardecerse, o exasperarse. El amor no es quisquilloso ni
hipersensible, no se ofende con facilidad.
El amor superar los insultos, las ofensas, los agravios, las
censuras.
No guarda rencor: El amor no toma en cuenta el mal, ni las
ofensas, ni los agravios. El amor no hace cálculos, no hace registros;
para ejecutar la venganza.
No se goza de la injusticia: El amor no se goza de ninguna clase de mal, indica que el amor no participa en ningún pecado personal o acciones injustas, no se regocija, ni participa en los
vicios de otros. El amor no siente placer cuando otros son culpables de un crimen, el amor nunca siente satisfacción por el
hecho de que otros caigan en
alguna falta. El amor y la verdad van tomados de la mano. Quien posee el amor
de Dios no puede ser neutral o indiferente ante la injusticia, más bien se aleja de la injusticia y se
abraza a la verdad.
Para
poder caminar y manifestar el amor de Ágape de Dios que emana del Espíritu
Santo como parte de su naturaleza, se requiere cumplir con dos grandes
principios entre otros, pero estos son los principales.
1) Vivir una vida totalmente entregada
y consagrada al Espíritu. Galtas.5:16.25.
2) Tener un conocimiento preciso
conciso y detallado en forma exegética de todo lo que registra el Texto Sagrado
en relación con el amor de Dios. 1 Juan.3:16. 1 Juan.4:8.
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