LA ENCARNACIÓN DEL VERBO

LA ENCARNACIÓN DEL VERBO

Según lo escrito en Isaías 6:8 y Filipenses 2:5.8. En el Trono de Dios en el Tercer Cielo hubo una conversación en la que se dieron algunos acuerdos.

Vemos que durante esta conversación, Jehová Dios puso
ciertas condiciones que debía cumplir el Verbo para poder encarnar y hacerse manifiesto en la Persona de Jesús. La aceptación de estas condiciones por parte del Verbo está considerada por la alta crítica teológica, como una humillación por parte de Dios al Verbo.

En Filipenses se nos dice que el Verbo antes de manifestarse en la persona de Jesús, se humilló y se despojó a sí mismo para tomar forma de siervo haciéndose hombre. Pasemos a analizar el pasaje de Filipenses 2:5.10:

“Haya, pues, en vosotros, este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a

Dios como cosa a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.

Si analizamos bien el pasaje antes mencionado y hacemos análisis algunos términos, nos daremos cuenta que, en dicho pasaje, Pablo presenta la humillación del Verbo anterior a la de Jesús.

El término “También” que aparece en el pasaje para hacer referencia al sentir de Jesús concerniente a su estado de humillación, indica gramaticalmente, que Jesús como hombre, está haciendo exactamente lo que anteriormente alguien hizo.

El término “También” viene del griego “kai”, que indica similitud de actitud o de proceder. El pasaje en cuestión, corrobora lo antes dicho:

“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,...”

Si continuamos nuestro análisis, nos daremos cuenta que el término “el cual, siendo en forma de Dios,...” se refiere directamente al Verbo, lo cual se puede corroborar al leer la continuación. “... no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse.”

El término “Forma”, que aparece en el pasaje, viene del griego “Morfe”, que indica rasgo distintivo especial, o característico de una persona, que nadie más puede tener a excepción de alguien que sea Dios mismo.

Además, observemos que el término “Igual a Dios” que aparece en el contexto indica y hace referencia a alguien que tiene la misma naturaleza de

Dios porque también es Dios. En el versículo 7 del capítulo 2 de Filipenses tomando en cuenta la ilación de pensamiento se le atribuye el despojo y la humillación al verbo. A continuación citaremos el pasaje.

“Sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres, y estando en la condición de hombre...”

Si analizamos bien el pasaje nos podemos dar cuenta que el Verbo vino en forma voluntaria a entrar en una condición en la que anteriormente no estaba. Esto es lo que Juan en el capítulo 1 versículo 14 afirma cuando expresa: “Y aquel Verbo se hizo carne...”

Una vez que el Verbo se hace carne nace la figura de Jesús; entonces es cuando Pablo presenta la humillación de Jesús posterior a la del Verbo. Citemos el pasaje:

“Sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres (haciendo referencia al Verbo), y estando en la condición de hombre (haciendo referencia a Jesús), se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”

Nota: La obediencia hasta la muerte de cruz, por lógica, se entiende que está haciendo referencia a Jesús ya que el Verbo no puede morir.

Lo grande que debemos aprender de esto es que, si Dios en la persona del Verbo no se humilla no nace la figura de Jesús, pero por igual con todo y que Dios en el Verbo se haya humillado si Jesús como hombre no procede a su humillación la humillación del Verbo pierde su significado y su objetivo.

La grandeza de la humillación del Verbo consiste en que en dicha humillación se dio todo lo contrario a lo que Satanás quiso hacer mientras estaba con Dios. Este ser, sin ser Dios quiso ser igual a Dios, mientras que el Verbo siendo Dios no estimo el ser igual a Dios.

¿En qué consiste la humillación del Verbo?

En el punto No. 6 alegamos que al Verbo se le dieron condiciones para venir a formar parte de la humanidad en la vida de un hombre llamado Jesús, dichas condiciones no lo afectaron como Dios pero sí lo limitaron en su deidad. Veamos las condiciones:

a) Según 1ª Reyes 8:27. 2ª Crónicas 6:18 los cielos y los cielos de los cielos no sostienen la grandeza de Dios. No hay espacio en el universo que pueda limitar a Dios en su grandeza, Él es infinito.

a) La humillación del Verbo consiste en que siendo lo más inmenso como Dios, viene a morar en un embrión para estar en el vientre de una mujer, Siendo infinito y no teniendo medidas vino a formar parte de una figura microscópica científicamente hablando Salmo 139:16.

b) Dejó la alabanza de los ángeles para venir a recibir el vituperio de los hombres Juan 17:5. Salmo 22:6. Isaías 53:3.

c) Deja una esfera de gloria para habitar en un mundo corrompido por el pecado Juan 17:5.

d) Siendo la fuente de la bendición vino a morar en un ser que fue hecho maldición Lucas 1:39.42 y Gálatas 3:13.

e) Siendo tres veces Santo vino a habitar en un ser que tomó todo el pecado de la humanidad para pasar a ser el germen del pecado (esto es Jesús) Isaías 6:3 2ª Corintios 5:21.

f) Siendo el que le dio vida a todas las cosas y estando en Él la vida, vino a morar y a formar parte de un ser (Jesús) que pasó por las muertes tanto espiritual como física, (el verbo se quedó en el cuerpo inerte por tres días) Salmo 88:3.5. Hebreos 2:14. Apocalipsis 1:18.

En Hechos 3:15 se nos dice que en Cristo está el autor de la vida haciendo referencia al Verbo.


g) El conjunto de la deidad por los siglos de los siglos siempre ha permanecido junto y por primera vez se separan por causa de la muerte de Jesús, por la unión hipostática que se dio en las dos naturalezas la divina y la humana, no se podía separar.

Es imposible que el Verbo se separe de la humanidad de Jesús, esto indica que la separación que sufrió Jesús como ser ante Dios por causa de sus muertes, la llevó el Verbo sin que la muerte lo afectara en lo absoluto Salmo 22:1. Mateo 27:46.

¿CÓMO SE DIO LA ENCARNACIÓN DEL VERBO?

La encarnación del Verbo se conoce desde el punto de vista teológico como la unión hipostática que indica la única e indivisible personalidad del Hijo de Dios en sus dos naturalezas: la humana y la divina.

La encarnación significa que la deidad ha venido a unirse con la humanidad, pasando a ser un individuo. Estas dos naturalezas estaban en completa e indisoluble unidad orgánica, no se dio lugar a una tercera naturaleza.

Siendo completamente divino es un verdadero representante de Dios ante los hombres; y siendo completamente humano es un verdadero representante de los hombres ante Dios.

La unión hipostática, significa que el Verbo, haciéndose carne, permanece siendo Dios; esto indica que Jesús, con respecto a su humanidad, es consustancial con los hombres, y en cuanto a su divinidad, es consustancial con Dios.

Debemos tomar en cuenta un misterio que se dio en la unión hipostática que, en las dos naturalezas, hubo una transferencia de los atributos divinos a los humanos, sin embargo las propiedades de lo humano no se transfirieron a lo divino, por la sencilla razón que si esto ocurriera Dios dejaría de ser Dios. No olvidemos que el Verbo se hizo carne, no la carne se hizo Verbo.

En Jesús tenemos la figura del theanthropos el Dios hombre, y en esto consiste la humillación de Jesús, que pudiendo manifestar las propiedades o virtudes de Dios que le fueron conferidos en su Ministerio, caminó como un hombre, nunca operó como Dios.

Este tema lo desarrollaremos con detalles, cuando estudiemos la Kenosis de Jesús.

En cuanto a la unión hipostática y su enigma, Pablo dijo: “E indiscutiblemente grande es el misterio de la piedad, Dios fue manifestado en carne...”; estas expresiones demarcan el misterio y lo incomprensible que es la encarnación para la mente humana, hasta el punto que para un hombre como Pablo el Apóstol, quien recibió las más grandes revelaciones, la encarnación pasó a ser un misterio.

Lo cierto es que la figura de Jesús nace del Verbo, esto es lo que Pablo quiso decir en Colosenses 2:9 cuando dijo: “Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la deidad”.

La pregunta es: ¿Cómo es que lo divino y lo humano siendo dos naturalezas pasaron a ser completas en sí mismas tan orgánica e indisolublemente unidas que no dio lugar a una tercera naturaleza? Este es el gran misterio que hasta el día de hoy no ha tenido respuesta. Lo que no se puede discutir es que en la encarnación del Verbo nació el Theanthropus - el Dios-hombre.

La doctrina de las dos naturalezas en una persona, es aceptada dentro de la Teología, no porque se entienda por completo el misterio registrado en las Escrituras acerca de la encarnación, sino como un acto de fe.

Sólo por fe es que podemos aceptar todo aquello que está registrado en las Escrituras y que está más allá de la comprensión humana. La encarnación o la unión hipostática es un misterio que desafía toda explicación humana y así seguirá siendo porque es el milagro de los milagros.

Diversos intentos se han hecho en el curso del tiempo para dar una explicación psicológica de la encarnación pero todos están destinados al fracaso, por la razón de que una explicación psicológica de la unión de las dos naturalezas está fuera de toda discusión y comprensión. Sólo por fe se puede aceptar que dos naturalezas al unirse pasan a ser un individuo sin dar lugar a una tercera persona o naturaleza.

RAZONES DE LA ENCARNACIÓN

Cuando estudiamos las características de un mediador, del griego “Mesites”, podemos entender cuál fue la causa o la razón para que se diera la encarnación.

El término mediador es aplicable a uno que va “entre”, se usa en el Nuevo Testamento, aplicado a uno que media entre dos partes con vistas a conseguir paz 1ª Timoteo 2:5.´

El término mediador, es aplicable a aquel que poseyendo la naturaleza y propiedades de aquél ante quien él actúa (Dios), y que asimismo participara de la naturaleza de aquellos a favor de los que él actúa (el hombre). Sólo poseyendo la deidad y la humanidad, podría él abarcar las demandas de uno y las necesidades del otro.

Además, las demandas y las necesidades podrían hallar su satisfacción sólo en aquél que siendo él mismo sin pecado se ofreciera a si mismo como sacrificio a favor de los pecadores, llevando el pecado de ellos.

La encarnación de la deidad con la humanidad proveería un sustituto que representaría a ambas partes, perfectamente como Dios y como perfecto hombre, para representar a Dios delante de los hombres y a los hombres ante Dios, y así conciliar ambas partes como sumo pontífice entre Dios y el hombre. La encarnación era la única solución al problema del hombre. La divinidad y la humanidad se unieron perfectamente en la persona de Jesucristo, para pagar la deuda demandada por el Tribunal Supremo Celestial, donde había un acta de decretos en contra del hombre, la cual él no podría pagar.


Dios se manifestó en carne para representar al hombre ante él mismo y poder legalmente dar al hombre de su naturaleza divina y liberarlo de la esclavitud satánica. Solamente un ser que surgiera de la unión de las dos naturalezas (divina y humana) llamado teológicamente el theantropus que es el Dios-hombre, podía satisfacer la demanda de la justicia celestial y al mismo tiempo enfrentar al diablo en condición de hombre pero sin pecar.

En la encarnación del Verbo con la humanidad estriba o radica la esencia de la redención del hombre. Si Jesús no es Dios encarnado entonces su sacrificio y muerte no tienen ningún valor o efecto en cuanto a la salvación y redención del hombre, ya que si Él fue sólo hombre y no Dios-hombre, su sacrificio queda anulado y sin valor alguno, porque era necesario que el precio fuese pagado por un hombre perfecto sin pecado, sin manchas, sin ser de generación natural o engendrado por el hombre. “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).

Sólo el Dios-hombre podría cumplir las demandas del tribunal supremo celestial, era imprescindible que quien muriera por el hombre sacrificando su vida tuviese la naturaleza divina y la humana simultáneamente para poder representar ambas partes perfectamente. Era necesario que Dios mismo pagara el precio, sólo Dios mismo podía hacer esto satisfacer su propia demanda nadie más lo podría hacer.


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Comentarios

  1. DIOS LO BENDIGA EN GRAN MANERA!!!!! ESTAS ENSEÑANZAS ESTAN TREMENDAS.DIOS CONTINUE BENDICIENDO SU VIDA.GRACIAS A DIOS POR USTED MAESTRO BRICEÑO.JULIO M. NVA.ESPARTA.VNZLA.

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  2. Bendiciones maestro muy sana su doctrina que Dios lo siga iluminando..muchas gracias por su trabajo es de gran ayuda para nosotros

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  3. Soy de chile ..igual me dedico a enseñar la palabra de Dios Muchas gracias ..

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