EL PODER DE LA JUSTICIA PARTE. 6

MINISTERIO DE LA ENSEÑANZA Y LA EVANGELIZACIÓN
“JESÚS SOBERANO SEÑOR”
ESCUELA DE FORMACIÓN Y CAPACITACIÓN TEOLÓGICA

EL PODER DE LA JUSTICIA  PARTE. 6

Cualquier pecado que cometamos ante Dios nos debe contristar pero no condenar. Yo me siento contristado y avergonzado delante de la santidad de Dios por el pecado que hice, pero nunca me siento condenado ante Él, porque Él nunca me condenará, y tampoco se avergonzará de mí.
b) El mismo nivel de justicia que está en Dios está en mí, esto indica que Dios es más Santo que yo pero no más justo.
Dios es justo porque en Él inherentemente no hay pecado, pero es Santo porque Él no comete pecado. En parte lo mismo pasa con nosotros, después de ser justificados en nuestro espíritu no hay pecado y eso nos hace tan justos como Dios, pero en nuestras acciones pecamos y eso nos niega la posibilidad de ser santos como lo es Dios.
La justicia tiene que ver con una posición, la santidad con las obras, esto indica que la justicia que está en mí es un suceso que se dio en el espíritu, la santidad es un proceso que se da en el alma.
La justicia es instantánea y es equivalente a la santidad en el espíritu, pero la santidad en el alma es progresiva.
Todo pecado que cometa puede afectar en mí la santidad no la justicia, porque la justicia es un suceso que se dio por imputación y no hay obra que la pueda contaminar. La justicia se dio por gracia, se obtuvo por fe y se mantiene en fe, no tiene nada que ver con obras. Romano 3: 24.30. Gálatas 2:16. Tito 3:7.
“Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá” Romanos 1:17.
“He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá” Habacuc2:4.
c) Debemos aclarar que hay una diferencia en la justicia con relación a Dios y al hombre, y es que, la justicia que está en Dios es inherente, absoluta, propia, en los hombres es derivada, imputada; pero con todo y eso es la misma justicia. Por esta causa afirmaba anteriormente con toda seguridad que Dios es más santo que yo pero no más justo.
BENEFICIOS DE LA JUSTICIA

I. OBTENEMOS LA VIDA DE DIOS
Por causa del misterio del cambio, se dio una transición bilateral en la vida que estaba en Jesús y la muerte que estaba en mí. De la misma forma que Dios imputó sobre mí la justicia imputó la vida. Para que todo esto se diera Dios tuvo que colocar sobre Jesús las muertes como transfirió el estado de pecado, Y este es uno de los estados más humillantes en la que Jesús como hombre tuvo que caer, que estando en Él el autor de la vida que es el Verbo tuvo que probar la muerte. Esto parece paradójico e inaceptable, que Jesús haya muerto en la cruz, lo grande del caso es que sobre Jesús entraron las dos (2) muertes tanto la espiritual como la física, si Jesús no muere espiritualmente no puede morir físicamente, lo que produjo la muerte física en Adán fue la muerte espiritual, el mismo incidente se dio en Jesús.
En Génesis 2:17 Dios le dijo a Adán refiriéndose al fruto prohibido “...; porque el día que de el comieres, ciertamente morirás”.

El texto original no lo expresa de esa forma, en el original dice: “... ciertamente muriendo morirás”. Según esta versión, se está haciendo referencia a las dos muertes, tanto espiritual como física, nunca Adán hubiera muerto físicamente si primero no muere espiritualmente, lo mismo pasó con Jesús.
La Biblia da testimonio de la muerte de Jesús. En 1ª Corintios 15:21 dice: “Porque por cuanto la muerte entró por un hombre”.
Es razonable y está en la lógica lo que voy a presentar. Para que la muerte entrase por un hombre éste tenía que estar vivo, porque ¿cómo puede la muerte matar al que está muerto? Y en contraste dice: “También por un hombre la resurrección de los muertos” es decir: “Por otro hombre entró la vida”, también es razonable, para que la vida entrase a través de un hombre éste tenía que estar muerto, porque ¿cómo puede la vida darle vida al que está vivo?
De este segundo hombre a que hace referencia el texto es Jesús, el postrer Adán. Jamás la vida podía entrar por Jesús a menos que estuviese muerto.
Apocalipsis 1:18. 2:8; da testimonio de que Cristo está vivo porque estuvo muerto, “… el que vivo, y estuve muerto, mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos…; “…y escribe al ángel de la Iglesia en Esmirna: el primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió…”.

Hebreos 2:14 dice que Jesús venció al que tenía el imperio de la muerte a través de la muerte, si Jesús no muere y vence la muerte con la resurrección no podía vencer al diablo.
“Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo”
En Hechos 2:24, se registra un testimonio impresionante acerca de la muerte de Jesús.
“Al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte,...”

Este texto da la idea que de la misma forma que a la mujer se le producen dolores para soltar el nacimiento del comienzo de una vida, así sucedió con la muerte y los poderes de las tinieblas, que con todo el dolor que le pudo producir tuvo que soltar a Jesús para darle comienzo a una nueva vida.
Este texto da la idea como si el sepulcro sufriera dolores de parto y no pudiera contener en sus entrañas a Jesús, el mismo pasaje al final lo confirma:
“,... por cuanto era imposible que fuese retenido por ella.” Hechos 2:24.
1ª Pedro 3:18 hace referencia de la resurrección de Cristo en lo espiritual. Cristo, para poder resucitar en la carne, tenía que ser vivificado en el espíritu.
“Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu.”

Hay razones para negar que en este pasaje el término espíritu relacionado a la vivificación, esté haciendo referencia al Espíritu Santo. Lo primero que tenemos que tomar en cuenta es que en las versiones Bíblicas y aun en el texto original, no aparece el pronombre personal “el” para hacer referencia al espíritu, por lo cual queda descartado que esté haciendo mención al Espíritu Santo, sino más bien al espíritu de Jesús.
También debemos tomar en cuenta que tanto la carne como el espíritu están siendo presentados por el Apóstol como un contraste, dicho contraste está puesto para dar a entender el resultado triunfal de la muerte de Cristo indicando que, aun cuando corporalmente se le dio una muerte violenta en el espíritu, en su condición posterior de resucitado, entró en una nueva fase de vida más plena. Esto indica, que la vivificación que presenta el Apóstol Pedro en el pasaje, está haciendo total referencia a la vida que obtuvo Cristo en su espíritu por causa de haber sido justificado.
Nota: Quiero que quede muy claro, que en ningún momento quise decir que el espíritu de Jesús murió, lo que quiero enseñar es que en Jesús se dio la muerte espiritual, que sería igual a decir que murió en el espíritu.

ACERCA DE LA JUSTIFICACIÓN DE JESÚS
Dios para vivificar a Jesús primero tuvo que justificarlo, porque lo que produce la vida es la justicia.
El término que se utilizó del griego “Justificado” tiene y da la idea de considerar a alguien justo, acto que en el tribunal de Dios solo se podría considerar a aquel que le diera cumplimiento a la ley. Romanos 2:13.

En 1ª Timoteo 3:16, se da la idea en una forma tácita que el Espíritu Santo fue el agente encargado de justificar a Jesús en su espíritu, y esto lo deducimos por el término que se utilizó en el griego “Justificado” que indica dicha acción.

“Dios fue manifestado encarne, Justificado en el Espíritu”…,

La frase “En el Espíritu” para hacer referencia a lo justificado, no solo es atribuido a la acción del Espíritu Santo en la obra de justificación, sino la acción directa del Espíritu Santo justificando a Jesús en el espíritu.
Debemos tomar en cuenta que el Espíritu Santo nunca podría llevar a cabo dicha acción sin tener un argumento o razón para hacerlo, Él debía tener un argumento de peso para poder librar a Jesús del estado de pecado en la cual Jesús se encontraba, por tanto, el elemento que Dios utilizó para justificar a Jesús en su espíritu fue el cumplimiento de la Ley o los mandamientos de Dios.
La ley podía justificar y vivificar al hombre, Pablo nunca negó la posibilidad, que no hubo uno que pudiera cumplir la ley para ser justificado por ella es otra cosa. Pablo dijo que el mandamiento (la Ley) que se me dio para vida produjo en mí la muerte al no poderla cumplir.
“Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte;” Romanos 7:10.
Cristo fue justificado por la obediencia a las demandas de Dios, ante el tribunal de Dios no había pecado registrado que Jesús hubiera hecho, las Escrituras dicen:
“Fue tentado en todo pero sin pecar” .Hebreos 4:15.
“No se halló pecado en El”. Isaías 53:9. 1ª Pedro 2:22.
Según Apocalipsis 20:12 todo ser humano tiene un libro ante el tribunal de Dios en el cual le están haciendo registro de sus obras para ser juzgado por ellas. En el caso de Jesús no fue la excepción, como ser humano contado entre los vivientes tenía su libro, con la diferencia que allí no hay registro de pecado que Él en lo personal hubiera hecho. Esta fue la sorpresa más grande que el diablo se llevó, él creía tenerlo seguro en el infierno por la condición en la que murió, cargado de pecado; lo que Satanás no sabía era que el pecado de la humanidad no podía juzgar a Jesús eternamente porque Él no tenía culpa de ese pecado. Satanás tuvo que entregar a Jesús de entre los muertos a causa de la justificación que se dio en su espíritu producto de la obediencia en el cumplimiento a la ley.
Por esta causa yo doy gracias a Dios por Jesús, si Él hubiese violado una tilde de la ley o el mandamiento más pequeño de ella estuviésemos destinados para el infierno. Pero Jesús, cumpliendo la ley, fue justificado y a causa de la justicia de la ley, fue vivificado para dar vida a los que justifica por su sangre. Este triunfo lo presenta Pablo como un cántico de victoria en una de sus cartas.
“¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.” 1ª Corintios 15:55-57.
Lo que Pablo quiso decir en su más amplio sentido fue:
 “¿Dónde está, oh muerte tu aguijón? ¿Dónde, oh muerte tu victoria? Ya que lo que le da derecho a la muerte es el pecado, y lo que le da poder al pecado es la ley. Gracias doy a Dios por Jesucristo, que cumpliendo la ley venció al pecado, y venciendo al pecado destruyó la muerte”.

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