Verdades en relacion a la sanidad divina

VERDADES EN RELACION A LA SANIDAD DIVINA.

LA IGLESIA DEBE TENER UNA SINCRONÍA CON Y EN EL TIEMPO DE LA PALABRA.

Sincronía: Circunstancia de coincidir hechos o fenómenos en el tiempo. Es el acto de concurrir o tener un paralelismo.

Si analizamos bien a Isaías 53:4.5 observaremos la conjugación verbal del acto de regeneración el cual está en tiempo pasado.

El texto dice: “Ciertamente llevó (tiempo pasado) nuestras enfermedades" "sufrió (tiempo pasado) nuestros dolores" "y por su llaga fuimos" (tiempo pasado) nosotros curados".

Lógicamente Isaías debería conjugar todos estos verbos en tiempo futuro, ya que el acto de regeneración era profético y por ende tenía que ver con el futuro. Por lo que observo en el pasaje, Isaías tenía más fe que la Iglesia. Setecientos años antes de que Cristo llevase la enfermedad, el profeta dijo: Las "llevó", y setecientos años antes de que Cristo nos curase, el profeta dijo: “Fuimos curados".

Dos mil años después que Cristo llevó a cabo el acto de regeneración, el cual incluye la sanidad, la Iglesia está pidiéndole a Dios que la sane. Esto se debe a que la Iglesia no ha conocido y no le ha dado la debida importancia a los acontecimientos ocurridos en la cruz hace más de dos mil años. El creyente no tiene sincronía con la Palabra, por lo cual las bendiciones realizadas en la cruz, que es su herencia y su legado en la posición que obtuvo, no se pueden hacer una verdad posesional en él.

DIOS EN ESTE TIEMPO NO ESTÁ SANANDO A NADIE, YA ÉL NOS SANÓ.

La sanidad es un hecho consumado en la cruz, ya Cristo nos salvó por completo. No creas que cada vez que un pecador viene a Cristo y lo recibe como Salvador Dios quita el estado de pecado de él y lo va a colocar sobre Jesús; ya Él lo quitó y lo puso sobre Jesús. En la cruz del Calvario se dio el misterio del cambio, el mismo caso se dio con la enfermedad, ya fue puesta sobre Jesús en la cruz hace más de dos mil años. El sacrificio fue completo, el pago fue total, la deuda quedó cancelada.

Hebreos 10:12 dice: "pero Cristo, habiendo ofrecido una vez y para siempre un solo sacrificio por los pecados (y enfermedades), se ha sentado a la diestra de Dios".

Dios no obra sobre lo que yo hago, yo camino sobre la obra que Dios hizo.

Para efectos de Dios el mundo está salvo. Si el mundo no ha hecho de la salvación una realidad en sí mismo, ya es otra cosa. Dios no tiene que perdonar a los pecadores, los pecadores deben aceptar el perdón de Dios.

El estado de pecado fue puesto sobre Jesús en la cruz, en la misma medida Él pagó un precio quitando el derecho que la enfermedad tenía sobre la humanidad, por lo tanto, ya fuimos sanados hace más de dos mil años, sólo debemos creerlo y aceptarlo. No es correcto pedirle a Dios aquello por lo cual se ha pagado un alto precio y se ha puesto a tu disposición. Él te dio la sanidad, solamente debes vivir en ella.

EN EL NUEVO TESTAMENTO LA SANIDAD NO ES UNA PROMESA, ES UNA BENDICIÓN.

Si hacemos un análisis entre promesa y bendición notaremos la diferencia entre la una y la otra. Gálatas 3:14.

Promesa: El término griego “epangelia”, indica un compromiso de hacer o dar algo.

Promesa: Relacionado a Dios es aquello que Él está comprometido y dispuesto a dar o hacer por nosotros. Lucas 24:29, Hechos 2:33.

Bendición: Es todo lo que Dios nos ha dado y ha hecho por nosotros. Efesios 1:3.

En el Antiguo Testamento se dice: "quitará Jehová de ti toda enfermedad" (Deuteronomio 7:15).

Si observamos bien el pasaje, el acto de quitar la enfermedad aparece como una promesa; en cambio, en el Nuevo Testamento ya las quitó, aparece como una bendición, como un hecho consumado y realizado.

LA SANIDAD ES UN ACTO DE FE NO DE ESPERANZA.

No esperes que Dios te sane, ten fe que ya te sanó.

Cuando analizamos los conceptos de fe y esperanza, notamos que son totalmente diferentes.

Fe: Es la evidencia de las cosas que no se ven.

Esperanza: Es la expectación de las cosas que no se ven.

Expectación: Es la intensidad o fuerza con que se esperan las cosas.

Una de las causas por las cuales la Iglesia no recibe sanidad, es que está esperando que Dios le sane, cuando hace dos mil años fue sanada.

En Marcos 11:24, Jesús nos muestra el lenguaje de la fe. Él dijo: "Por tanto, os digo que todo lo que pidieres orando, creed que lo recibiréis". Pero debo aclarar que en el texto original, el verbo recibir no está conjugado en tiempo futuro sino en pasado perfecto, el pasaje, originalmente reza de esta manera: "creed que lo habéis recibido".

Es necesario entender la fe. Ella te dice que las cosas son tuyas en el momento en que las crees. La fe es del presente, no del futuro.

Hebreos 11:1 dice: "Es, pues, la Fe la certeza de lo que se espera"… El lenguaje más aceptable de este texto es: “De lo que veníamos esperando hasta el momento que lo aceptamos por fe”.

La fe es un título de propiedad que avala tu derecho sobre las cosas que son tuyas aunque no las tengas (en lo físico), ni las veas, ni las sientas. Siempre que oro a Dios por sanidad me mantengo en fe aceptando que la sanidad es mía aunque no la sienta, porque no depende de lo que sienta sino de lo que Él es y de lo que Él dijo.

Sus principios y su Palabra son suficientes para mantenerme en fe hasta ver la sanidad manifestada.

Debemos entender que la Iglesia no fue llamada a vivir de esperanza; la Iglesia fue llamada a vivir en la fe.

La fe debe ser un estilo de vida para el creyente.

Cuando le añadimos a la fe esperanza bloqueamos la posibilidad de recibir sanidad, porque la fe no cobra vida por la esperanza, la esperanza cobra vida por la fe.

Pablo, en Romanos 8:24.25, hace una diferenciación entre Fe y Esperanza. Según este pasaje, la fe es del presente mientras que la esperanza es del futuro. Yo no debo esperar que Él me sane; ya Él me sanó.

Hay una gran diferencia entre mantenerme en fe hasta que la sanidad se manifieste, y mantenerme esperando que Dios me sane. Lo primero sería fe, lo segundo sería esperanza.

Solamente mantente en fe en lo que Dios hizo y dejó establecido a través del sacrificio de Jesús. En la administración del Espíritu Santo la sanidad se manifestará.

Bíblicamente lo único que la Iglesia fue llamada a esperar es la venida de Cristo, que está incluida en las promesas; todo lo demás, incluyendo la sanidad, es un acto de fe. El estar sano es nuestra herencia, es parte de la bendición, es un legado en lo que Él ya hizo hace dos mil años.

LO MEJOR DE DIOS PARA TI NO ES SANARTE.

Lo mejor de Dios no es sanarte, lo mejor de Dios es mantenerte en perfecta salud. La Biblia da testimonio de esta verdad.

"Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud..." 3ª Juan verso 2.

El término salud del griego es "Hugiano", de donde se deriva el castellano “higiene".

El término “higiene” implica que te mantengas en perfecta salud, hasta el punto de que Dios nunca tenga que sanarte en ningún momento de tu vida. Es decir, el término "higiene" se relaciona no con la sanidad, sino con el que te mantengas sano.

3ª Juan, verso 2, originalmente expresa lo siguiente: "Amado yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que te mantengas en perfecta sanidad".

La sanidad debe ser un estilo de vida para el creyente.

El Salmo 105:37 dice: “..., y no hubo en sus tribus enfermo".

Si ese fue el deseo de Dios para un pueblo que no había sido redimido, cuánto más para nosotros que hemos sido regenerados por completo.

LA IMPOSICIÓN DE MANOS PARA RECIBIR SANIDAD NO ES PARA LA IGLESIA, ES PARA EL MUNDO.

En Marcos 16:15, dice "…Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura..." y el verso 18 dice: "sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán".

Si analizamos el pasaje tomando en cuenta la ilación del pensamiento, podemos notar que sobre quienes vamos a poner las manos para sanidad es sobre los enfermos del mundo, y a quien se le dió la comisión es a la Iglesia que fue sana en la cruz.

La Iglesia fue sanada en la cruz para poder sanar al mundo enfermo.

Para poder entender esta verdad, voy a presentar los dos tipos de sanidad que registran las Escrituras.

a) La sanidad permisiva y circunstancial.
b) La sanidad absoluta.

La permisiva v circunstancial: Es aquella producida a través de la imposición de manos, de los dones de sanidades, de la oración de fe a través del cuerpo de ancianos, la ciencia médica.

La Absoluta: Es la que se dio en la cruz del calvario. De esta sanidad absoluta, la Iglesia debe gozar como un acto de fe, éste es su legado.

La Iglesia no debe esperar enfermarse para orar por sanidad, ella debe darle gracias a Dios por la sanidad recibida estando sana, es parte de la bendición. Además, es más fácil orar por salud estando sano que estando enfermo.

Siempre me llamó la atención que exista una consulta médica para “Niños Sanos”… Siempre me preguntaba: “Si están sanos, ¿por qué consultan al médico?”

Se trata de lo que se conoce en medicina como sanidad preventiva. Ésta se encarga de prevenir y atacar la enfermedad antes de su llegada.

El sistema de vacunación forma parte de este tipo de sanidad, te vacunan en contra de la enfermedad antes que llegue.

Lo mismo debe hacer la Iglesia, orar por salud antes de enfermarse, tomar en fe la porción de la Palabra, que es medicina para nuestro cuerpo y refrigerio para los huesos.

“Hijo mío, no te olvides de mi ley, y en tu corazón guarda mis mandamientos; porque largura de días y años de vida y paz te aumentarán. Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón; y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres. Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal; Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos”. (Proverbios.3:1-8)

“Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan, medicina a todo su cuerpo”. (Proverbios.4:20-22)

Como maestro no le doy peces a la gente, los enseño a pescar, muy poco oro por los enfermos imponiendo las manos sobre ellos. No se descarta la posibilidad de hacerlo, pero sería como darle peces a la gente y como maestro fui llamado a enseñarlos a pescar.

Lo mejor de un maestro no es orar por los enfermos sino enseñarles el poder, la autoridad, el dominio que tienen sobre la enfermedad hasta el punto de que cuando la enfermedad venga, ellos mismos la reprendan, la resistan y sean libres. De esta forma pasan a ser la solución del problema y no parte del mismo.

Estuve leyendo un documental del pastor Kenneth Hagin, quien da testimonio de haber pastoreado una congregación por 12 años, y alegaba que en ese tiempo no supo lo que fue orar por alguno de sus feligreses y ninguno de ellos falleció a causa de una enfermedad. El caso no era que no se enfermaran, sino que cuando la enfermedad venía, ellos la reprendían en la autoridad que tenían y eran libres.

El pastor Kenneth Hagin enseñó a la iglesia a depender de los recursos que tienen en Dios. En vez de ser problema para el Pastor, pasaron a ser la solución.

Cuando una iglesia entiende que el mismo poder, autoridad y dominio que tienen sus líderes en contra de los poderes de las tinieblas lo tienen ellos como cuerpo, dejarán de ser una carga para el Pastor.

Santiago hace una radiografía.

De acuerdo a lo expuesto anteriormente surge una pregunta: Si la Iglesia fue sanada en la cruz, y no fue llamada a vivir enferma, ¿por qué Santiago hace referencia a los enfermos que hay en la Iglesia, dando la posibilidad de que sí hayan enfermos en ella?

En respuesta a esto, quiero que analices una verdad: Él Apóstol no está haciendo una afirmación sino una interrogante en casos fortuitos.

El texto en Santiago 5:14 dice "¿Está alguno enfermo entre vosotros?...", según la interrogante hecha por Santiago, se indica la posibilidad de que hayan enfermos en la Iglesia, pero no como un hábito ni como un estilo de vida, sino como algo inusual o fortuito.

Como maestro no niego que un creyente pueda enfermar, pero sí afirmo categóricamente que no debe vivir enfermo. Como creyente estoy en el derecho (mi legado) y en el deber (mi responsabilidad), de vivir y gozar de la sanidad porque fui sanado en la cruz del Calvario.

En estos tiempos, la pregunta que el apóstol Santiago hace en 5:14 hay que cambiarla, y en vez de preguntar “¿Está alguno enfermo entre vosotros?”, debemos preguntar: “¿Está alguno sano entre nosotros?”.

Es lamentable decirlo, pero en la mayoría de los casos llegas a una congregación y mandas a pasar a los enfermos y un gran porcentaje pasa a recibir la oración de sanidad. Tenemos las congregaciones llenas de personas hipocondríacas, y a esto se le suma el tipo de ministro que está en nuestras congregaciones dándoles peces a los creyentes, pero no los enseñan a pescar.

Como ministros competentes y actos para formar, lo mejor no es orar por los enfermos sino enseñarles el poder, la autoridad y el dominio que tienen sobre la enfermedad; y llevarlos a un estado de madurez, producto de una buena formación, para que ellos dependan de sí mismos y depositen toda su fe en Dios, hasta el punto que nadie tenga que orar por ellos, sino que ellos se ministren en el nombre de Jesús y gocen de su sanidad que es su herencia y su legado.

Por eso he dicho en mis conferencias y lo escribo en mis estudios, que el ministerio de evangelista no es para la Iglesia, es de la Iglesia para un mundo que se pierde. Es allí donde es necesaria la Salvación, ya la Iglesia fue salva y sana en la cruz.

Los evangelistas deben ejercer su ministerio en un mundo que se pierde; para la Iglesia están los maestros, quienes instruyen en la verdad y pueden formar a los creyentes con el fin de que adquieran una identidad y puedan entender quiénes son, qué tienen y qué pueden en Cristo; y de esta forma puedan valerse por sí mismos.

El escritor de los Hebreos condena la imposición de mano como fundamento doctrinal y práctica en la Iglesia, considerándolo rudimento y elemental, y a su vez nos insta a salir de ella.

“Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos…” (Hebreos 6:1)

En este pasaje se utiliza el término griego “arque”, que indica principio o comienzo. En su significado relativo al comienzo de las cosas que se hablan en el pasaje indica: “los rudimentos de la doctrina de Cristo”. Denotando la enseñanza relativa a los hechos elementales referentes a Cristo.

El autor de los Hebreos afirma que la Iglesia no está para tales prácticas, que el rol de ella es ir camino a la perfección en el conocimiento de mejores cosas, hasta el punto de que llegue a un estado de madurez y de perfección para poder así alcanzar la estatura y la medida de nuestro Señor Jesucristo.

Algunos cristianos dependen de tales prácticas, que son rudimentos y a su vez cosas elementales como para depositar nuestra fe en ellas, acciones de las cuales ya deberíamos salir.

Santiago 5:14 dice: “Si hay enfermos llamen a los ancianos de la iglesia y oren por ellos”. Lo primordial de todo creyente es entender cuáles son los recursos con los que cuenta y valerse de ellos.

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Comentarios

  1. Muchas gracias por su reveladora enseñanza maestro! El Señor le bendiga amèn!

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