SOMETIDOS A LA AUTORIDAD, EJERCEMOS AUTORIDAD

SOMETIDOS A LA AUTORIDAD, EJERCEMOS AUTORIDAD.

El nivel más alto en el ámbito de la autoridad, no es recibir ni ejercer autoridad, es estar bajo autoridad. Porque el recibir y ejercer la autoridad está en proporción directa de que te hayas sometido a ella.

El someterse a la autoridad es un antecedente y a su vez es un buen comienzo para los que en su tiempo ejercerán autoridad de parte de Dios. El principio está establecido en la Palabra: Si te sometes a Dios, como la máxima autoridad, puedes ejercer autoridad; resiste al diablo y el huirá de ti, de lo contrario no obtendrás resultados favorables. Pasemos a analizar la Escrituras:

“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Santiago 4:7).

Según el testimonio que da Mateo, Jesús ejercía autoridad porque estaba sometido a la autoridad del Padre. Si analizamos el texto, lo podemos entender:

“Respondió el centurión y dijo: Señor no soy digno de que entres bajo mi techo, solamente di la palabra y mi criado sanará porque también yo soy hombre bajo autoridad y tengo bajo mis órdenes soldados...”
(Mateo 8:8.9).

Observe que el derecho que tenía el centurión para ejercer autoridad sobre los soldados que tenía bajo su mando era porque él estaba sujeto a la autoridad. El mismo caso se dio en Jesús.

La frase que utilizó el centurión en la conversación que tuvo con Jesús es “…también yo”, que gramaticalmente está incluyendo a Jesús, indicando que Jesús podía ejercer autoridad porque estaba sometido a la autoridad.

Por otra parte, Jesús dijo: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. (Mateo 20:21). Éstas son expresiones que demarcan lo claro que estaba Jesús con relación al sometimiento a la autoridad.

En una ocasión a Jesús le cobraron los tributos del templo que equivalían a dos dracmas, y Él, sin vacilación alguna, conociendo los principios, los pagó. Él sabía que debía cumplir con las leyes tributarias. Jesús estaba claro con los principios de autoridad y se sometió a ellos, aunque, por dos razones, Él estaba exento de pagarlos.

Para mayor comprensión del caso vamos a estudiar el pasaje. Mateo17:24.27.

Lo primero que hay que tomar en cuenta es que éste era un tributo eclesiástico para el sostenimiento del templo, y que todo judío mayor de veinte años debían pagar, y no era obligatorio sólo se cancelaba por principios y por estado de conciencia, y ésta era una de las razones por la cual Jesús estaba exento del pago, ya que el tributo era un deber que se hacía por conciencia, y no era un impuesto obligatorio.

Al analizar el pasaje encontramos la segunda causa de mayor fuerza que exoneraba a Jesús de dicho pago. Tomándolo del texto original lo describe como sigue.

“Y cuando ellos llegaron a Cafarnaum, se acercaron a Pedro los que cobraban las dos dracmas y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas? Él dijo: sí”

Y cuando llegó a la casa, Jesús se le anticipó, diciendo: ¿Qué opinas, Simón? ¿De quien reciben impuestos o tributos los reyes de la tierra? ¿De sus hijos, o de los extraños?

Y cuando respondió de los extraños, Jesús le dijo: Entonces los hijos están exentos”.

El lenguaje de Jesús está claro, que lo que quiso decir fue: “Si los tributos son eclesiásticos, es decir, para el sostenimiento del templo, porque me cobran a mí dicho tributo si el templo es de mi Padre” ( y agregó por estado de conciencia) “Sin embargo, para que no los ofendamos,…paga por mí y paga por ti”
Nota: En esto podemos ver reflejado lo serio que era Jesús con los principios de autoridad, hasta el punto que mandó a pagar un tributo que por derecho a Él no le correspondía pagar.

A continuación estudiaremos otro caso de mayor relevancia, relacionado con los principios de autoridad a los cuales Jesús se sometió.

Cuando el sumo sacerdote interrogó a Jesús bajo conjuro inmediatamente Él respondió a la pregunta reconociendo la autoridad delegada de parte de Dios que había en el sumo sacerdote (Mateo 26:63.64).

El término “Conjurar” en griego es “Exorkizo” que indica: apelar o recurrir a la autoridad superior para conseguir soluciones o respuestas concretas.

Según la ley (de acuerdo a la tradición judía, Levítico.5:1) se había establecido, que una persona que fuera interrogada bajo conjuro, no debía callar ante el interrogante, ya que se consideraba un acto de rebelión en contra de la autoridad a quien se había apelado en el conjuro. Si Jesús no daba una respuesta concreta y veraz ante el sumo sacerdote que lo había interrogado bajo conjuro, apelando a Dios como autoridad superior, hubiera sido como rebelarse a Dios mismo y era considerado profanación ante la ley, que era lo mismo que tomar el nombre de Dios en vano. Jesús conociendo los principios de autoridad y el sometimiento a ella, no vaciló en responder a la pregunta que le hiciera el Sumo Sacerdote bajo conjuro.

Éstas son verdades que debemos tomar en cuenta como cristianos, debemos tener sumo cuidado de no hacer nada que atente en contra de la autoridad de Dios; así como tener presente que donde esté la autoridad representada, allí esta Dios porque Él es Autoridad.
Pablo dijo “que nos sometamos a las autoridades superiores, porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas” (Romano 13:1.2).

En Efesios 5:22.33, Pablo exhorta a las casadas a estar sujetas a sus maridos como al Señor. Igualmente lo hace con los hijos dándoles el mismo mandamiento. Como no se escapa la exhortación a los maridos, a quienes les dicen que deben amar a sus esposas en similitud a Cristo que amó a la Iglesia, hasta el punto que se entregó por ella.

El mensaje de Pablo estriba en que es de igual importancia, como principio de autoridad, el que haya sujeción en la esposa y los hijos para con el marido, pero que de parte del marido haya amor, comprensión, respeto, consideración y armonía; que todas estas virtudes son parte de la provisión del marido como cabeza o cobertura del hogar. Además, el marido debe ser el proveedor para el hogar en el aspecto financiero, sobre él descansa la responsabilidad de parte de Dios. Pablo lo dejó establecido como principio de autoridad.

“Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.” (1ª Timoteo.5:8).

Estos mandamientos que Pablo presenta indiscutiblemente forman parte de unos principios sine cua non que componen el sistema de la autoridad, que al no tomarlos en cuenta nos rebelamos en una forma descarada y abierta a los mandamientos de Dios, que es como rebelarnos a Él mismo.

El sometimiento a la autoridad es complejo porque te lleva a una vida de obediencia que viene como producto de un quebrantamiento. Una persona que no haya alcanzado y entendido lo que es el quebrantamiento le será difícil cumplir con el principio de sujeción.
El quebrantamiento produce la humillación; la humillación, la abnegación; la abnegación, la sumisión; la sumisión, la sujeción; la sujeción, la entrega de una voluntad; la entrega de la voluntad, la obediencia; la obediencia es estar bajo la autoridad, al estar bajo la autoridad, ejercemos autoridad y al ejercer la autoridad, alcanzamos los objetivos.

Otras de las cosas que debemos entender es que estar sometidos a la autoridad es aceptar la voluntad de Dios en nuestras vidas. Por lo consiguiente, atentar en contra de la voluntad de Dios es estar en contra de su autoridad y es estar en desobediencia.

La mejor de nuestras motivaciones y acciones nunca podrán sustituir nuestra obediencia a la voluntad de Dios.

En una ocasión el Señor me dijo: “lo más grande que puedes hacer para mí, es que hagas lo que te mandé a hacer, porque lo grande no está en hacer sino en obedecer”.

Para Dios no cuenta lo que yo haga de mi propia voluntad, sino que haga lo que Él me mandó a hacer, porque eso es obediencia, que indica el estar sometido a su autoridad.

Ronald Shor le dijo a Dios en una de sus oraciones: “Señor, quisiera tener algo que nunca haya sido tuyo para dártelo y poder decir que algo te di. Si te doy mi carro, Tú hiciste la materia prima, ya fue tuyo. Si te doy mi casa ya fue tuya, Tú hiciste la materia prima. ¿Qué te puedo dar de mi propiedad que nunca haya sido tuyo?”. Escuchó la voz de Dios cuando le dijo: “Ronald, hay una sola cosa que no es mía, y que viene siendo mía cuando me la entregas”. Él le preguntó “¿Qué Señor?”, y Dios le contestó: “Tu voluntad. Yo te hice con libre albedrío, tú decides a quien entregas tu voluntad”.

La Biblia dice que se agrada más Jehová de la obediencia que de los muchos sacrificios, y que se le preste atención a su Palabra que la grosura de muchos carneros. (1ª Samuel 15:22.23).

Aprende que el hacer la voluntad de Dios indica estar en obediencia, el estar en obediencia indica estar bajo su autoridad, al estar bajo su autoridad puedes ejercer autoridad, y al ejercer autoridad puedes alcanzar los objetivos.

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